Los fabricantes europeos de equipos de hidrógeno han instado a la Unión Europea (UE) a intervenir para ayudar a la industria a competir con los productores chinos más baratos, en una carta vista por Reuters este lunes.
Las empresas, entre ellas Thyssenkrupp Nucera, Siemens Energy, y Nel Hydrogen, quieren que Bruselas haga más para garantizar que los equipos fabricados en Europa impulsen el plan de la UE para 2030 de producir 10 millones de toneladas de hidrógeno renovable mediante electrolizadores.
Según la carta, China está expandiendo rápidamente su producción de equipos de hidrógeno y actualmente alberga el 40% de la capacidad mundial de fabricación de electrolizadores, frente al 10% del año pasado, añadiendo que las subvenciones estatales están dando ventaja a las empresas chinas.
«Este desequilibrio crea una competencia desleal y coloca a los fabricantes europeos de electrolizadores en una situación de gran desventaja», afirma la carta dirigida a la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen.
«Una vez que se pierde una tecnología o su cadena de suministro, es imposible recuperarla», decía la carta, fechada el lunes y publicada por primera vez por el Financial Times.
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Criterios de resiliencia
Las empresas europeas pidieron a Bruselas que introduzca «criterios de resiliencia» que favorezcan a las firmas locales en las próximas subastas del programa de financiación del Banco del Hidrógeno del bloque, y garanticen que determinadas partes del proceso de producción se localizan en Europa.
«No se trata de cerrar el mercado europeo, sino de garantizar una competencia leal en el mercado europeo y crear cadenas de valor resistentes», declaró a Reuters Christoph Noeres, responsable de hidrógeno verde de Thyssenkrupp Nucera.
El banco de hidrógeno de la UE concedió 720 millones de euros a siete proyectos comunitarios en abril, aunque Reuters indicó que fuentes del sector han señalado que las ofertas a bajo precio de algunos proyectos adjudicados indicaban que utilizarían equipos chinos más baratos.
La UE está endureciendo su postura frente a China en materia de tecnologías verdes, para intentar garantizar que las industrias europeas puedan competir a escala mundial y evitar que Europa dependa cada vez más de Pekín para obtener componentes clave de la transición hacia una energía limpia.
Bruselas anunció el mes pasado aranceles a los vehículos eléctricos chinos importados y está investigando las subvenciones chinas a los proveedores de energía eólica y solar.