Houesung Lee, presidente del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC), hizo un llamamiento urgente a una acción climática eficaz y equitativa para combatir la crisis climática del planeta.
Dicho llamamiento sentó las bases de una búsqueda mundial de alternativas sostenibles, en la que el hidrógeno verde se perfila como un potencial factor de cambio para alcanzar los objetivos de descarbonización y desfosilización.
Deseoso de liderar esta búsqueda, Chile dio a conocer su «Estrategia Nacional de Hidrógeno Verde» en noviembre de 2020, con el objetivo de producir el hidrógeno de menor costo del mundo para 2030.
El presidente Gabriel Boric, ahora a la cabeza, continúa el impulso con el «Plan de Acción para el Hidrógeno Verde«, actualmente en fase de consulta pública, proyectando ser uno de los productores de hidrógeno verde más competitivos a nivel mundial para 2030.
Sin embargo, a medida que Chile se posiciona como un actor clave en el ámbito del hidrógeno verde, surgen preocupaciones y riesgos en materia medioambiental.
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Consideraciones de Greenpeace
Un reciente seminario organizado por Greenpeace reunió a expertos para debatir las posibles amenazas, haciendo hincapié en la necesidad de una cuidadosa consideración en medio de la presión por cumplir las expectativas del mercado y los objetivos internacionales de producción.
Estefanía González, subdirectora de Greenpeace Chile, advierte contra la aprobación apresurada de megaproyectos invasivos, sacrificando el cuidado del medio ambiente en aras de satisfacer la demanda.
Por su parte, Katta Alonso, de Mujeres en Zonas de Sacrificio de Puchuncaví, destaca los riesgos asociados al hidrógeno verde, entre ellos su inflamabilidad, explosividad y alto consumo de agua, particularmente en zonas que ya enfrentan escasez hídrica.
Beatriz Bustos, doctora en Geografía y profesora de la Universidad de Chile, señala la implicación de las grandes empresas energéticas en el cambio hacia el hidrógeno verde, subrayando la importancia de los debates para definir la postura del país ante esta transformación.
Para producir hidrógeno verde se requiere un extenso proceso que implica electrólisis y fuentes de energía renovables. Sin embargo, González señala las posibles perturbaciones territoriales y alteraciones de la biodiversidad, lo que plantea interrogantes sobre el desarrollo sostenible de la industria.
La preocupación se extiende a regiones como Magallanes, donde los proyectos pretenden explotar el territorio para la producción de hidrógeno sin planes claros de abastecimiento local.
Felipe Pino, coordinador del área de proyectos de la FIMA, subraya la necesidad de una planificación ecológica del territorio, aspecto actualmente ausente en la agenda verde del hidrógeno en Chile.
Diego Lillo, abogado de la Asociación Interamericana para la Defensa del Ambiente (AIDA), expresa su preocupación por la replicación de modelos extractivos, que podrían conducir a zonas de sacrificio.
El debate en curso debe considerar los efectos sobre la vida en los territorios dedicados a la producción industrial de hidrógeno verde.