La Asociación Internacional de Transporte Aéreo (IATA) emitió un comunicado crucial que, si bien trae una nota de optimismo, también subraya la magnitud del camino que aún queda por recorrer en la descarbonización de la aviación.
La organización ha proyectado que la producción de Combustible de Aviación Sostenible (SAF) se duplicará aproximadamente en el transcurso de 2025, alcanzando un volumen de dos millones de toneladas métricas.
Este crecimiento, aunque notable, se ve empañado por la realidad de que esta cantidad representará menos del 1% del consumo total de combustible de las aerolíneas a nivel mundial.
Esta cifra resalta la enorme brecha existente entre la ambición climática del sector y la disponibilidad real de soluciones sostenibles, planteando interrogantes sobre la velocidad y la viabilidad de los objetivos de reducción de emisiones.
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SAF: una solución prometedora frente a desafíos
El SAF emerge como una de las herramientas más prometedoras y de mayor impacto para lograr la descarbonización de la industria aérea a corto y mediano plazo.
Este combustible innovador se produce generalmente a partir de recursos sostenibles, como aceites de cocina usados, grasas animales y residuos agrícolas, evitando la competencia con la producción de alimentos y minimizando el impacto ambiental.
Los productores de SAF estiman que su uso puede traducirse en reducciones de emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) de hasta 85% a lo largo de su ciclo de vida en comparación con los combustibles convencionales basados en fósiles.
Sin embargo, a pesar de este potencial, los esfuerzos para lograr un aumento significativo en el uso de SAF por parte de las aerolíneas se enfrentan a una serie de desafíos estructurales y económicos de gran envergadura.
El más apremiante de ellos es la baja oferta actualmente disponible en el mercado global, ya que la infraestructura y la capacidad de producción de SAF aún están en etapas incipientes, lo que limita su accesibilidad. A esto se suma el problema del precio, que sigue siendo notablemente más alto que el de los combustibles fósiles tradicionales.
La IATA advierte que, si bien la necesidad de incrementar drásticamente el uso de SAF es innegable para cumplir con los ambiciosos objetivos climáticos, el creciente costo asociado a su adquisición se está convirtiendo en un obstáculo significativo y tangible para las aerolíneas, ejerciendo presión sobre sus márgenes operativos y su competitividad.
«Si bien es alentador que se espere que la producción de SAF se duplique a dos millones de toneladas en 2025, eso es apenas el 0,7% de las necesidades totales de combustible de la aviación. E incluso esa cantidad, relativamente pequeña en el gran esquema de las cosas, agregará unos 4.4 mil millones de dólares a la factura global de combustible», dijo Willie Walsh, el Director General de la IATA, no dudó en expresar su preocupación al respecto:
«El ritmo de progreso en el aumento de la producción y la obtención de eficiencias para reducir costos debe, sin lugar a dudas, acelerarse si queremos tener alguna esperanza de alcanzar nuestros objetivos de cero emisiones netas», agregó.
Mandatos europeos: doble filo para la descarbonización
La entrada en vigor, a partir del 1° de enero, de los mandatos centrados en SAF tanto en la Unión Europea como en el Reino Unido ha tenido un impacto directo e inmediato en el mercado.
En Europa, esta nueva regulación ha resultado en una dramática duplicación de los precios del SAF, un fenómeno atribuido en gran medida a las tarifas de cumplimiento y los costos asociados que los productores y proveedores de este combustible se ven obligados a implementar para cumplir con las exigencias regulatorias.
Para la adquisición proyectada de un millón de toneladas de SAF que se estima serán necesarias para cumplir con los mandatos europeos en 2025, la IATA ha calculado un costo estimado de 1,2 mil millones de dólares a los precios actuales del mercado.
Sin embargo, la IATA va más allá, estimando que los costos de cumplimiento adicionales sumarán unos 1,7 mil millones de dólares por encima de los precios de mercado, elevando sustancialmente la carga financiera para las aerolíneas que operan en estas regiones.
Martijn Walsh reiteró su crítica al enfoque europeo: «Esto resalta el problema inherente a la implementación de mandatos antes de que existan suficientes condiciones de mercado maduras y antes de que se implementen salvaguardias efectivas contra prácticas de mercado irrazonables que, en última instancia, solo aumentan el costo de la descarbonización».
«Aumentar el costo de la transición energética, que ya se estima en la asombrosa cifra de 4,7 billones de dólares a nivel global, no debería ser el objetivo ni el resultado deseado de las políticas de descarbonización. Europa necesita comprender que su enfoque actual no está produciendo los resultados esperados y es imperativo que encuentre una estrategia diferente y más eficaz».
Este llamado a la acción refleja una preocupación profunda por la viabilidad económica de la transición hacia la sostenibilidad si los marcos regulatorios no están alineados con la realidad del mercado y la capacidad de la cadena de suministro.
Recomendaciones de la IATA
Ante este panorama, la IATA ha instado firmemente a los gobiernos de todo el mundo a desarrollar y aplicar políticas más efectivas que brinden un apoyo real y sustancial a la producción de energías limpias, como el SAF, al tiempo que disminuyen progresivamente el apoyo a los combustibles fósiles.
Esta dualidad es fundamental para nivelar el campo de juego y fomentar la inversión en alternativas sostenibles.
Adicionalmente, la organización ha enfatizado la necesidad de asegurar el éxito del Sistema de Compensación y Reducción de Carbono para la Aviación Internacional (CORSIA), facilitando la disponibilidad de Unidades de Emisiones Elegibles (EEU) para las aerolíneas.
CORSIA, lanzado por la Organización de Aviación Civil Internacional (OACI) en 2016, representa un esfuerzo global crucial para abordar las emisiones de carbono de los vuelos internacionales a través de un mecanismo de compensación.
Para respaldar el desarrollo global del SAF, la IATA ha implementado diversas iniciativas proactivas. Anteriormente lanzó un registro de SAF, que es gestionado por la Organización de Descarbonización de la Aviación Civil (CADO).
Este registro ha introducido un sistema más transparente y estandarizado para rastrear las compras de SAF, su uso efectivo y las reducciones de emisiones asociadas, todo en línea con las regulaciones existentes como el Régimen de Comercio de Emisiones (ETS) de la UE.
Además, el programa SAF Matchmaker de la IATA busca optimizar y facilitar el proceso de adquisición de SAF, actuando como un puente entre las necesidades de las aerolíneas y la oferta disponible por parte de los proveedores, con el fin de agilizar las transacciones y fomentar un mercado más eficiente.
Estos esfuerzos demuestran el compromiso de la IATA en impulsar un ecosistema favorable para la adopción masiva del SAF, pero recalcan que el éxito dependerá, en última instancia, de políticas gubernamentales coherentes y un apoyo robusto a la innovación y la infraestructura.