A principios de esta semana, Raízen presentó un paquete de inversiones de 6.000 millones de reales para construir cinco nuevas plantas de etanol de segunda generación (2G) en los próximos cinco años.
Este es el mayor paso de la empresa brasileña en el segmento de los biocombustibles avanzados, cuyas inversiones fueron posibles tras un acuerdo con Shell para vender el producto durante 10 años por 3.300 millones de euros.
La empresa tendrá nueve plantas de 2G en funcionamiento, en construcción o anunciadas, entre las 20 que prometió en el momento de su salida a bolsa el año pasado. Raízen recaudó 6.900 millones de reales con los inversores, y desde la oferta ha anunciado 9.000 millones de reales en inversiones en etanol 2G.
Se espera que la primera unidad comience a funcionar el próximo año y se una a la unidad de Piracicaba, que lleva ocho años activa, mientras que estas unidades anunciadas comenzarán a funcionar entre 2025 y 2027.
El producto de Raízen podrá satisfacer tanto la demanda para abastecer a los vehículos ligeros, sustituyendo a la gasolina, como la producción de bioqueroseno de aviación u otros usos.
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Retorno de inversión
A diferencia del mercado nacional, los mercados internacionales pagan más por el etanol 2G debido a su menor huella de carbono en comparación con otros biocombustibles y porque no utiliza tierras agrícolas adicionales para su producción.
Todas las nuevas plantas tendrán capacidad para producir 82 millones de litros de etanol 2G al año y utilizarán residuos de caña de azúcar que actualmente no se utilizan, como la paja y el bagazo.
Las cinco unidades entregarán 3.300 millones de litros de biocombustible a Shell en 10 años, y los volúmenes entregados se destinarán a mercados extranjeros, aunque el preferido es Europa, pero también hay otros destinos en la mira, como Japón y California, que ofrecen una prima a los biocombustibles de baja intensidad de carbono.
Una vez amortizada la inversión, el etanol de 2G será más competitivo que el de primera generación, elaborado a partir de materias primas agrícolas, ya que su costo de producción es mucho menor al utilizar residuos del campo.
El contrato prevé un precio mínimo para la entrega de etanol 2G a Shell, pero el importe efectivo se ajustará mensualmente según los precios del mercado, actualmente en 1.400 euros por metro cúbico. El valor adicional se «compartirá» entre las partes.
«La producción a gran escala de etanol celulósico a base de caña de azúcar posicionará a Raízen como proveedor líder a nivel mundial de combustibles y materias primas bajas en carbono basadas en residuos para sustituir a los combustibles fósiles. La magnitud de este acuerdo subraya que nuestra tecnología E2G ha alcanzado la escala comercial y es capaz de apoyar los viajes de descarbonización de nuestros clientes en todo el mundo»
Ricardo Mussa, CEO de Raízen
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Redacción | Antonio Vilela