El Puerto de Róterdam en Países Bajos, conocido por ser el embarcadero más grande de su tipo en Europa, trabajará con la empresa tecnológica BigMile para medir las emisiones relacionadas con el transporte en sus aguas, en un proyecto piloto de análisis de CO2.
Ambas organizaciones han acordado llevar a cabo un proyecto en el que se analizarán los movimientos de los buques marítimos y fluviales en Rotterdam, y estimar las emisiones, según informó la autoridad portuaria en un comunicado publicado en su página web.
El plan es compartir los datos emitidos por la plataforma digital, con las compañías navieras y las terminales en la segunda mitad de este año, y se espera que el transporte por carretera y ferrocarril sean incluidos en una fase posterior.
«La plataforma ya está resultando útil para conocer aspectos como los niveles de emisión de los buques cuando están atracados en el muelle; información que resulta útil para desarrollar proyectos de energía en tierra», dijo la autoridad portuaria.
Róterdam, el más contaminante
El pasado miércoles, el grupo ecologista Transport & Environment (T&E) publicó estimaciones de las emisiones de carbono de la actividad marítima en los mayores puertos de Europa, situando al puerto de Róterdam en primer lugar con casi 14 millones de toneladas al año de emisiones de CO2, segundo el puerto belga de Amberes, y el de Hamburgo en tercer lugar.
«El estudio evalúa las emisiones de carbono de los buques que salen y entran en los puertos de toda la de la cadena de suministro, así como las emisiones de las actividades portuarias, como la carga, la descarga y el repostaje», dijo T&E.
«El sector del transporte marítimo es un emisor de rápido crecimiento y los puertos europeos se han mostrado reacios a respaldar los mandatos de combustibles limpios», señaló el comunicado.
Entre las medidas que los activistas desean que los puertos adopten se encuentra el planchado en frío, que permite a los buques conectarse a la red eléctrica cuando trabajan con la carga o el abastecimiento de combustible.
Redacción | Antonio Vilela