Según un estudio del gobierno, Brasil tiene alrededor de 30.000 millones de dólares en proyectos de hidrógeno bajo en carbono ya anunciados, pero esta cifra también incluye proyectos de combustibles fósiles con captura de CO2, según nota publicada en Globo Brasil.
El gobierno brasileño aún no se ha puesto de acuerdo sobre la posibilidad de conceder incentivos fiscales para la producción de hidrógeno verde, una medida considerada necesaria por el sector productivo para hacer viables proyectos multimillonarios de combustibles renovables, y poner al país a la vanguardia de la carrera mundial de la transición energética.
«La prioridad es la regulación. Probablemente habrá que dar algún incentivo, vamos a ver qué instrumentos tiene el gobierno», dijo Rodrigo Rollemberg, secretario de Economía Verde, Descarbonización y Bioindustria del Ministerio de Fomento, Industria, Comercio y Servicios.
«Tenemos estudios del BNDES y de otros agentes que demuestran que Brasil puede producir el hidrógeno verde más barato del mundo. Ahora bien, Brasil no está en condiciones de dar los incentivos que están dando la Unión Europea y Estados Unidos«, añadió.
La legislación estadounidense para la transición energética, llamada Inflation Reduction Act (IRA), aprobada hace un año, estableció una subvención de 3 dólares por kilo de hidrógeno verde en forma de crédito fiscal. La medida estadounidense estimuló la instalación de varios proyectos locales de hidrógeno y también motivó a otros países a tomar partido.
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Urge un impulso hacia el sector en Brasil
Arabia Saudita, India, Chile y Colombia, así como la Unión Europea, ya han creado sus propios programas, inyectando recursos estatales o concediendo beneficios fiscales. Una fuente del equipo económico dijo que el Gobierno está calculando el impacto de posibles medidas fiscales para el hidrógeno verde, pero no quiso dar cifras.
«En lo que estamos trabajando es en buscar reducciones fiscales en el proyecto de ley (del hidrógeno). Y en la reforma fiscal, estamos pidiendo incentivos para las tecnologías energéticas que van a ser abordadas, como la eólica y la solar, para servir a una estación de hidrógeno», señaló Elbia Gannoum, presidenta de la asociación ABEEólica y miembro del «Conselhão» del gobierno.
Gannoum cree que Brasil tiene una energía renovable competitiva y que el costo de producir hidrógeno verde caerá de forma natural a medida que los proyectos ganen escala y se realicen más inversiones, pero subraya que el país «no puede esperar«.
«Hoy el costo medio de producción de hidrógeno verde es de 6 dólares. Para ser competitivo, tiene que estar entre 1,5 y 2 dólares. En Estados Unidos, el gobierno está pagando para producir hidrógeno. Con estas políticas tan fuertes en el extranjero, Brasil no puede esperar este camino natural«.
Camila Ramos, vicepresidenta de hidrógeno de Absolar y fundadora de la consultora Clean Energy Latin America (CELA), recuerda que en el pasado Brasil dio «empujones» para impulsar industrias hoy consolidadas, como Proálcool, para el etanol, y Proinfra, para parques eólicos y pequeñas centrales hidroeléctricas.
«En 20 años de experiencia, nunca he visto nacer un sector sin incentivos iniciales. Sería ingenuo, por no decir otra cosa, imaginar que el sector del hidrógeno renovable en Brasil será competitivo sin ningún incentivo«, afirmó Ramos.