La Comisión Europea ha optado por mantener su actual estrategia sobre el hidrógeno, a pesar de las recomendaciones del Tribunal de Cuentas Europeo (TCE) para una revisión significativa.
Esta decisión mantiene los objetivos fijados para la producción e importación de hidrógeno renovable, tal y como se recogen en el plan REPowerEU, cuyo objetivo es reducir la dependencia de la Unión Europea (UE) de los combustibles fósiles rusos y hacer frente a la crisis climática.
En una declaración oficial, la Comisión subrayó que revisar los objetivos a la baja podría minar la confianza de los inversores.
El objetivo actual es producir e importar 20 millones de toneladas de hidrógeno renovable de aquí a 2030. El vector debe producirse mediante electrólisis alimentada por electricidad renovable, excluyendo explícitamente las fuentes nucleares.
En su discurso, la presidenta de la Comisión, Ursula von der Leyen, defendió la apuesta por el hidrógeno renovable, citando las importantes inversiones en hidrógeno limpio en comparación con Estados Unidos y China.
Von der Leyen también anunció planes para un nuevo Acuerdo Industrial Limpio que reduzca la factura energética y aumente la competitividad en los sectores de alto consumo energético.
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Críticas del TCE
El TCE publicó recientemente un documento en el que critica los objetivos de la Comisión por «excesivamente ambiciosos». Según los auditores, es improbable que la UE alcance estos objetivos, proyectando que la demanda ni siquiera llegará a los 10 millones de toneladas en 2030.
El TCE sugiere que los objetivos obedecen más a la voluntad política que a un análisis sólido, sobre todo en el contexto de las sanciones contra Rusia y la necesidad de sustituir el gas natural ruso.
Stef Blok, miembro del TCE responsable de la auditoría, dijo: «La política industrial de la UE sobre hidrógeno renovable necesita una revisión de la realidad». Hizo hincapié en la necesidad de un camino estratégico hacia la descarbonización que no comprometa la competitividad de las industrias clave de la UE ni cree nuevas dependencias estratégicas.
El informe también destaca las diferentes ambiciones entre los Estados miembros de la UE y un desajuste en la financiación de proyectos. Los países con mayor capacidad de producción de hidrógeno renovable, como Alemania, España, Francia y los Países Bajos, reciben una parte significativa de la financiación de la UE, estimada en 18.800 millones de euros para 2021-2027. Esta concentración de la financiación plantea dudas sobre la equidad del apoyo a otros Estados miembros.
El TCE aboga por incluir el hidrógeno bajo en carbono, producido a partir de fuentes nucleares y fósiles con captura de carbono, en los objetivos de producción e importación.
Dicha recomendación es compartida por las partes interesadas del sector, como Hydrogen Europe, que sostienen que la Comisión debería reflejar mejor las prioridades y potenciales nacionales.