Los precios del hidrógeno producido con energías limpias seguirán siendo altos, según demuestran investigadores de Harvard en la revista Joule, pero este combustible puede seguir siendo la única forma de descarbonizar algunos sectores.
El hidrógeno verde suele promocionarse como la solución a nuestros problemas de descarbonización más difíciles: industria pesada, transporte, almacenamiento de energía.
Se piensa que el precio bajará a medida que aumente la producción, y que este combustible sin carbono, fabricado dividiendo moléculas de agua mediante energía renovable, desplazará a los combustibles fósiles.
Pero un estudio publicado el pasado 8 de octubre por investigadores de la Universidad de Harvard muestra que la mayoría de las estimaciones pasan por alto los importantes costos de almacenamiento y distribución necesarios para suministrar hidrógeno verde a los distintos sectores, o cómo varían estos costos según los usos finales.
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Detalles del estudio
Con cálculos sencillos, los autores demuestran que, con los costos de suministro actuales y previstos, el hidrógeno verde es una estrategia prohibitivamente cara para reducir las emisiones, que a menudo supera los costos de eliminar directamente el CO2 de la atmósfera.
Al determinar los costos de reducción de las emisiones de carbono (USD por tonelada de CO2 reducida) del uso de hidrógeno limpio en distintos sectores de la economía estadounidense, los autores demuestran la necesidad de seguir invirtiendo en otras estrategias de descarbonización en fases más tempranas de desarrollo, así como de innovar en las tecnologías de almacenamiento y distribución del hidrógeno.
«Incluso si los costos de producción disminuyen según las previsiones, los costos de almacenamiento y distribución impedirán que el hidrógeno sea competitivo en muchos sectores», afirmó Roxana Shafiee, autora principal y becaria postdoctoral del Centro de Medio Ambiente de la Universidad de Harvard.
«Nuestros resultados cuestionan la idea cada vez más extendida de que el hidrógeno será la ‘navaja suiza de la descarbonización‘ y sugieren que las oportunidades para el hidrógeno pueden ser más reducidas de lo que se pensaba», agregó.
«Esto no significa que el hidrógeno no vaya a desempeñar un papel en un futuro energético con bajas emisiones de carbono», indicó el coautor Daniel Schrag, catedrático de Geología Sturgis Hooper y profesor de Políticas Públicas en Harvard.
«Todas las soluciones posibles, incluidos los biocombustibles y la electrificación, plantean problemas logísticos y económicos. Pero en esta fase temprana de la descarbonización, es importante que invirtamos en una amplia gama de estrategias, y no apostemos nuestro futuro a un único enfoque que sigue siendo muy, muy caro», dijo Schrag.