Un nuevo informe de la Agencia Internacional de la Energía (IEA, por sus siglas en inglés) revela una oleada de crecimiento de los proyectos de hidrógeno de bajas emisiones, junto con varios retos.
Según el informe anual de la organización, Global Hydrogen Review 2024, el número de proyectos de hidrógeno que han alcanzado la decisión final de inversión se ha duplicado en los últimos 12 meses.
Si todos los proyectos anunciados llegan a buen puerto, la producción total podría alcanzar casi los 50 millones de toneladas anuales a finales de esta década.
«El crecimiento de nuevos proyectos sugiere un gran interés de los inversores por desarrollar la producción de hidrógeno con bajas emisiones, que podría desempeñar un papel fundamental en la reducción de las emisiones de sectores industriales como el acero, el refino y los productos químicos», dijo Fatih Birol, director ejecutivo de la IEA.
«Pero para que estos proyectos tengan éxito, los productores de hidrógeno bajo en emisiones necesitan compradores. Los responsables políticos y los promotores deben estudiar detenidamente las herramientas para apoyar la creación de demanda, reduciendo al mismo tiempo los costos, y garantizando la existencia de normativas claras que apoyen nuevas inversiones en el sector», señaló.
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Retos clave
A pesar de los anuncios de nuevos proyectos, la capacidad instalada de electrolizadores y los volúmenes de hidrógeno de bajas emisiones siguen siendo bajos, ya que los promotores están esperando a que se aclaren las ayudas públicas antes de realizar inversiones.
Esta incertidumbre en torno a la demanda y los marcos reguladores significa que la mayor parte de la producción potencial está aún en fase de planificación o de desarrollo inicial.
Además, algunos proyectos de mayor envergadura sufren retrasos o cancelaciones debido a estos obstáculos, junto con problemas de permisos o cuestiones operativas.
Se han puesto en marcha algunas políticas gubernamentales para estimular la demanda de hidrógeno de bajas emisiones y de combustibles a base de hidrógeno. Sin embargo, los avances realizados no son suficientes para cumplir los objetivos climáticos, según el informe.
El informe destaca el desfase entre los objetivos de producción y demanda:
- Los objetivos de producción fijados por los gobiernos de todo el mundo ascienden a 43 millones de toneladas anuales para 2030;
- Los objetivos de demanda solo suman algo más de una cuarta parte, 11 millones de toneladas para 2030.
Uno de los retos es que el hidrógeno de bajas emisiones aún se enfrenta a presiones tecnológicas y de costes de producción. La reducción de costes dependerá del desarrollo tecnológico, así como de la optimización de los procesos de implantación y el paso a la fabricación en masa para lograr economías de escala.
América Latina a la vista
El Informe Mundial sobre el Hidrógeno de la IEA señala a América Latina como un centro potencial para la producción y el uso de hidrógeno con bajas emisiones.
Muchos países latinoamericanos ya cuentan con estrategias de hidrógeno centradas en las oportunidades de exportación, pero las oportunidades a corto plazo residen sobre todo en el refinado y la producción de amoníaco para uso doméstico.
Un enfoque gradual del suministro en la región, que comience con proyectos a menor escala, ayudará a mitigar los riesgos, reducir la inversión de capital y proporcionar una valiosa experiencia para la ampliación en el futuro, según la organización.
Para la IEA, las oportunidades difieren según el país:
- México y Colombia podrían aprovechar la gran demanda existente de hidrógeno de las refinerías.
- El sector minero de Chile podría utilizar hidrógeno de bajas emisiones para descarbonizar sus operaciones, como la producción de nitrato de amonio para explosivos industriales y maquinaria pesada.
- Brasil representa el 90% del comercio de mineral de hierro de la región y, por tanto, se encuentra en una posición única para desarrollar el H2-DRI para la fabricación de acero.
- Panamá podría convertirse en un centro neurálgico de combustibles marítimos de bajas emisiones y se ha fijado como objetivo que el 5% del abastecimiento de combustible proceda de derivados del hidrógeno para 2030.
Por último, el informe señala la necesidad de actuar a corto plazo para liberar el potencial de América Latina y el Caribe, mediante medidas de creación de demanda que pueden ayudar a cerrar la brecha de costos, mejorar la seguridad energética reduciendo las importaciones de gas natural y amoníaco, y crear oportunidades de exportación de mayor valor añadido.
«Los centros de hidrógeno pueden impulsar las economías de escala e integrar las cadenas de suministro, acelerando al mismo tiempo el aprendizaje», indica el informe de la IEA.