México ha dado un paso decisivo en la construcción de una economía baja en carbono, al consolidar una cartera de 28 proyectos estratégicos relacionados con el hidrógeno verde y sus derivados, que suman más de 22.000 millones de dólares en inversiones.
Esta apuesta posiciona al país como uno de los actores más dinámicos en América Latina en materia de transición energética, innovación tecnológica y exportación de vectores limpios.
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Producción limpia e industrialización tecnológica
El núcleo de estas inversiones se concentra en la producción de hidrógeno verde mediante electrólisis, alimentada por fuentes renovables como la solar y la eólica. Estados como Sonora, Yucatán, Baja California y Nuevo León han sido seleccionados por sus condiciones óptimas de irradiación solar y disponibilidad de viento.
Empresas como Pemex ya trabajan en la reconversión de sus refinerías para sustituir el hidrógeno gris por hidrógeno verde, mientras que la Comisión Federal de Electricidad (CFE) proyecta incorporar técnicas de blending con gas natural en plantas de ciclo combinado, utilizando turbinas compatibles con hidrógeno.
Además, el país avanza en la fabricación nacional de electrolizadores, turbinas, compresores, tanques de almacenamiento y válvulas, con participación activa del Instituto Nacional de Electricidad y Energías Limpias (INEEL), que ya cuenta con patentes en esta área.
Como parte de estos desarrollos, se ha presentado un vehículo experimental impulsado por hidrógeno, lo que marca un hito en la innovación automotriz nacional.
Algunos proyectos
Entre los proyectos que destacan en esta nueva ola de inversiones se encuentra Pacífico Mexinol, ubicado en Topolobampo, Sinaloa, desarrollado por Transition Industries con un gasto de capital estimado en 2.200 millones de dólares: tendrá capacidad para producir 300.000 toneladas anuales de metanol a partir de hidrógeno verde.
En la misma región, Tango Solar, promovido por DH2 Energy en El Fuerte, Sinaloa, contempla una planta solar de 1.708 MW que permitirá generar hasta 40.000 toneladas anuales de hidrógeno verde, mientras que el proyecto Neptuno, también de DH2 Energy y localizado en San Luis Potosí, integra una planta fotovoltaica y otra de hidrógeno verde, con una inversión de 191 millones de dólares.
Otra iniciativa relevante es Energía Los Cabos, a cargo de HDF Energy en Baja California Sur, en un proyecto de 330 millones de dólares que incluye una planta solar fotovoltaica de 40 MW destinada a la producción de hidrógeno verde.
En el norte del país, Tarafert, desarrollado por la empresa holandesa del mismo nombre en Lerdo, Durango, está enfocado en la fabricación de fertilizantes y proyecta producir aproximadamente un millón de toneladas anuales de urea, aunque no se ha divulgado su gasto de capital.
En Sonora, Aslan Net-zero Energy Mexico (ANEM), prevé comenzar operaciones comerciales en 2028, y en su primera fase tendrá una capacidad de producción cercana a las 600.000 toneladas anuales de amoniaco verde, mientras que el proyecto Delicias Solar, de Dhamma Energy en San Luis de la Paz, Guanajuato, espera generar 3.205 toneladas de hidrógeno verde al año.
Exportación, corredores y formación
México busca consolidarse como plataforma exportadora de hidrógeno y amoníaco verde, aprovechando su ubicación geográfica privilegiada y su capacidad instalada. Se están diseñando corredores logísticos que conectan puertos clave como Manzanillo, Altamira y Ensenada, facilitando el transporte internacional en contenedores especializados.
Las proyecciones de producción anual son ambiciosas: 196.707 toneladas de hidrógeno verde, 970.000 toneladas de amoníaco verde y 2,1 millones de toneladas de metanol verde y azul, respaldadas por una capacidad instalada de 4.104 MW en fuentes renovables. Estos volúmenes permitirán atender tanto la demanda interna como los mercados de alto consumo en Estados Unidos, Europa y Asia.
La formación de talento especializado es otro pilar fundamental del ecosistema. Universidades como el IPN, la UNAM y el Tec de Monterrey han iniciado programas de certificación, maestrías y cursos técnicos en tecnologías de hidrógeno, seguridad operativa y normativas internacionales.
La Asociación Mexicana de Hidrógeno y Transición Energética (AMHTE) ha subrayado que el desarrollo de esta industria no solo genera empleos, sino que también impulsa la transferencia tecnológica, la adopción de innovación y eventualmente la producción nacional de tecnología propia.
Estrategia y visión a largo plazo
La distribución geográfica de los proyectos responde a criterios técnicos y estratégicos, maximizando el rendimiento energético y reduciendo costos logísticos. En el marco del Plan México, la presidenta Claudia Sheinbaum anunció inversiones por 277.000 millones de dólares, de los cuales cerca del 10% se destinará al desarrollo del hidrógeno verde y su cadena de valor.
Según estimaciones de la Asociación Mexicana de Hidrógeno y Movilidad Sostenible (AMH2), el mercado nacional del hidrógeno limpio podría alcanzar un valor de 4.000 millones de dólares en los próximos diez años, consolidando a México como hub energético regional y referente técnico en América Latina.
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