Alemania y Noruega han llegado a un acuerdo para construir el primer gasoducto submarino de hidrógeno del mundo, que permitirá exportar hidrógeno azul extraído del abundante gas natural marino noruego.
El acuerdo prevé la construcción de una línea exclusiva de hidrógeno desde la costa occidental de Noruega hasta una zona próxima a Bremerhaven, según información publicada por la empresa energética estatal alemana RWE.
El acuerdo incluye también un plan para construir en Alemania tres gigavatios de capacidad de centrales de gas compatibles con el hidrógeno de aquí a 2030. Las centrales estarán diseñadas para funcionar con 50% de hidrógeno en el momento de su puesta en marcha y con 100% de hidrógeno a mediados de la década de 2030.
La nueva capacidad de generación ayudará a Alemania a prescindir del carbón en su red eléctrica, al tiempo que compensará la pérdida de suministro de gas natural ruso. No se han revelado las especificaciones exactas ni el costo de inversión, pero los socios quieren que el sistema esté operativo a partir de 2030.
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Baja huella de carbono
En cuanto a la oferta, la empresa energética estatal noruega Equinor planea construir una capacidad de reformado de hidrógeno azul de dos gigavatios en 2030, que se ampliará a 10 gigavatios en 2038.
Las plantas se alimentarían de los yacimientos de gas marinos de Equinor, lo que proporcionaría un mercado viable para la energía marina noruega hasta bien entrada la era de las bajas emisiones de carbono. El CO2 del proceso de reformado se capturaría y reinyectaría en formaciones submarinas para su almacenamiento permanente.
El sector noruego de exploración y producción tiene las emisiones más bajas del mundo y aproximadamente el 95% del carbono de la materia prima de gas natural se capturaría y almacenaría tras el reformado de H2, la huella global de CO2 del proyecto sería baja, incluso si la fuente de energía inicial es el gas fósil.
A largo plazo, RWE y Equinor tienen previsto colaborar para ampliar la producción de hidrógeno verde renovable en Noruega y otros países cercanos, principalmente a partir de energía eólica marina.
«Urge acelerar la economía del hidrógeno. El hidrógeno azul en grandes cantidades puede dar el pistoletazo de salida, con su posterior conversión en suministro de hidrógeno verde», indicó Markus Krebber, consejero delegado de RWE.
Los gobiernos noruego y alemán también se comprometieron a colaborar en diversas iniciativas ecológicas, como el desarrollo de la energía eólica marina y el fomento del transporte marítimo ecológico.
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Redacción | Antonio Vilela