El secretario ejecutivo del Ministerio de Medio Ambiente y Cambio Climático de Brasil (MMA), João Paulo Capobianco, defendió que los países desarrollados deben liderar la transición para abandonar los combustibles fósiles, y destacó que el país puede acelerar este proceso con la ayuda de los biocombustibles.
«La transición para dejar los combustibles fósiles es imperativa», dijo Capobianco a la agencia eixos a fines de la semana pasada, durante el G20 Social, un evento paralelo a la Cumbre del G20, celebrado en Río de Janeiro, con la participación de movimientos sociales que reunieron a cerca de 33.000 personas.
Recordó el consenso alcanzado durante la COP28 en Dubai, en la que los países, por primera vez, se comprometieron con una decisión para una «salida lenta, pero definitiva de los combustibles fósiles».
Capobianco subrayó que, aunque Brasil también debe seguir este camino, se enfrenta a retos similares a los de otras naciones en desarrollo. «Ni Brasil ni ningún otro país puede abandonar los combustibles fósiles de la noche a la mañana».
Sin embargo, señaló que el país tiene ventajas competitivas, como uno de los programas de biocombustibles más exitosos del mundo, que va del etanol al biodiésel, así como avances en el desarrollo de combustible de aviación sostenible (SAF).
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Proyecciones de Brasil
Se espera que Brasil siga siendo un importador neto de derivados del petróleo durante los próximos años, según las proyecciones del Plan Decenal de Expansión Energética 2034 (PDE 2034).
El documento, elaborado por la Empresa de Pesquisa Energética (EPE), revela que, aunque la proyección apunte a un aumento de la producción de derivados, la creciente demanda y la limitada capacidad de refinación seguirán exigiendo importaciones para complementarla.
Entre los derivados más deficitarios se encuentra el gasóleo A, muy consumido en el transporte por carretera. También crece el consumo de gasolina, que a su vez ha visto disminuir las importaciones.
«Ciertamente, los biocombustibles, la electrificación del transporte público y el uso del biometano son pilares importantes para reducir la dependencia de los combustibles fósiles. Creo que estamos bien situados para realizar una transición adecuada en el menor tiempo posible», añadió.
Capobianco también defendió que los países ricos deben ser los primeros en abandonar los combustibles fósiles, garantizando una transición justa, especialmente para los países emergentes y pobres.
Destacó los esfuerzos del gobierno brasileño para promover la electrificación de los vehículos y el desarrollo de tecnologías como el hidrógeno verde, áreas en las que el país ha invertido significativamente.
Según él, el Fondo del Clima ha sido uno de los instrumentos de financiación de proyectos que promueven la electrificación del transporte público, especialmente en las grandes ciudades, afrontando los retos de la movilidad urbana con soluciones sostenibles.
Financiamiento para los bosques
Capobianco también mencionó las iniciativas de financiación forestal, un tema que ha ido ganando fuerza en las agendas internacionales.
Entre ellas destaca el Planaveg, Plan Nacional de Recuperación de la Vegetación Autóctona, un programa que pretende restaurar 12 millones de hectáreas hasta 2030, con potencial para ampliarse hasta 21 millones de hectáreas.
«Es un programa gubernamental que absorberá recursos de todo el mundo», dijo, destacando la oportunidad de canalizar inversiones hacia la restauración de ecosistemas como la Mata Atlántica.
Además, Brasil propuso la creación del Fondo Bosques Tropicales para Siempre (TFFF) durante las reuniones previas al G20, donde también se debatirá el tema. La idea es establecer un fondo internacional para financiar la preservación de cada hectárea de bosque tropical, reconociendo el valor de los servicios ambientales.
«El Gobierno está reglamentando la ley de pagos por servicios ambientales, que pronto se someterá a consulta pública», dijo Capobianco.