La industria de los biocombustibles de Brasil ha empezado a considerar su propia versión de los proyectos de captura y almacenamiento de carbono (CCUS, por sus siglas en inglés), que podrían representar la segunda mayor área de proyectos potenciales.
El productor de etanol a base de maíz, FS, está invirtiendo 67 millones de dólares en un proyecto en su planta Lucas do Rio Verde, en el estado de Mato Grosso, para generar etanol «carbono-negativo», que implica capturar y almacenar más CO2 del que se genera en la producción del combustible.
Por su parte, la empresa de alcohol de azúcar, Uisa, también anunció planes de CCUS para inyectar carbono procedente de la producción de etanol en su unidad de Nova Olimpia, también en Mato Grosso.
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Sao Paulo también está estudiando nuevas iniciativas. El coordinador del Departamento de Agricultura y Abastecimiento del estado, Alberto Amorim, dijo que el gobierno quiere invertir en CCUS a través de la industria azucarera y alcoholera.
La empresa energética Petrobras, controlada por el Estado, que reinyecta gas y CO2 en sus yacimientos petrolíferos, también está atenta a las soluciones renovables.
«Petrobras tiene interés en transportar y almacenar carbono a través de asociaciones con otras empresas, que podrían ser industrias bioenergéticas», dijo Savana Fraulob, responsable de contabilidad y fiscalidad de la empresa, en nota publicada por Argus.
«Es una estructura muy cara. Así que, para aquellos que quieran embarcarse en esto con nosotros, estamos estudiando esta posibilidad», agregó.