A finales de noviembre, se formalizó la presentación de los resultados del proyecto “Fortalecimiento de las capacidades de Latinoamérica para cumplir con estándares internacionales en certificación de hidrógeno de bajas o nulas emisiones y sus derivados con fines de exportación”, una iniciativa conjunta de OLACDE, la AGCID y la Unión Europea.
El evento, celebrado en Santiago de Chile, reunió representantes de los cuatro países piloto, Argentina, Chile, Colombia y Panamá, además de autoridades de los organismos involucrados, quienes subrayaron la relevancia de avanzar hacia una región preparada para producir hidrógeno compatible con los estándares internacionales de sostenibilidad y bajas emisiones.
Este esfuerzo marca un hito en la estrategia regional de transición energética, pues busca dotar de credibilidad y trazabilidad al hidrógeno producido en Latinoamérica, abriendo la puerta a su exportación en mercados exigentes, como el europeo.
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Diagnóstico, certificación y hoja de ruta
Durante el acto de presentación, el equipo consultor encargado del proyecto expuso los principales avances tras casi un año de trabajo. Se entregaron diagnósticos detallados del estado actual de la industria del hidrógeno en los cuatro países involucrados, así como evaluaciones sobre los requerimientos técnicos, legales y regulatorios necesarios para cumplir estándares internacionales.
Se diseñaron esquemas de certificación adaptados a cada país, incluyendo propuestas para sus marcos normativos, autoridades competentes, sistemas de trazabilidad, garantías de origen, y otros mecanismos institucionales.
Además, se presentó una propuesta regional armonizada que permitiría uniformar criterios y facilitar el intercambio comercial de hidrógeno de bajas emisiones dentro de Latinoamérica y con mercados externos.
Como parte de los resultados, se lanzó una plataforma virtual que simula el cumplimiento de los requisitos técnicos exigidos por los mercados internacionales, permitiendo que los productores evalúen si su hidrógeno cumple con los estándares antes de exportar.
Finalmente, se presentó una hoja de ruta con los próximos pasos recomendados: definición de autoridades nacionales responsables, certificación piloto, establecimiento de trazabilidad, armonización regional, y preparación para los requerimientos de mercado global.
Esta hoja de ruta plantea fases concretas hacia 2026 y 2027, con miras a escalar producción certificada.

Cooperación triangular
La iniciativa fue posible gracias a la cooperación triangular promovida por AGCID (Chile) como país impulsor del proyecto, en conjunto con OLACDE como organismo regional de energía, y el financiamiento de la Unión Europea a través del programa triangular de cooperación que busca impulsar energías limpias, estándares internacionales y sostenibilidad.
Durante la presentación, autoridades enfatizaron que la colaboración entre instituciones latinoamericanas y europeas permite aprovechar las ventajas comparativas de la región, como abundancia de recursos renovables, potencial de producción de hidrógeno, condiciones para exportación, y al mismo tiempo, garantizar que los productos cumplan con los requerimientos de los mercados globales: trazabilidad, emisiones bajas o nulas, y estándares técnicos confiables.
Este tipo de cooperación no solo fortalece capacidades técnicas y regulatorias, sino que también promueve el intercambio de conocimiento, experiencias y buenas prácticas, clave para consolidar una industria de hidrógeno competitiva, confiable y sostenible en América Latina.
Para América Latina, la certificación permite convertir las ventajas naturales (energía renovable, recursos, geografía) en un producto exportable con valor agregado, diferenciado y competitivo, lo que podría situar a la región como proveedora relevante de hidrógeno verde o bajo en emisiones para Europa y otras regiones que demandan combustibles limpios.
Además, al estructurar marcos regulatorios, instituciones competentes y sistemas de trazabilidad, la región crea las bases institucionales para atraer inversiones, incentivar proyectos de escala, y desarrollar una industria sostenible, responsable y preparada para el mundo.
Mirando hacia adelante
Según la hoja de ruta propuesta, los próximos pasos contemplan iniciar proyectos piloto de certificación en los países participantes, consolidar las autoridades nacionales responsables, finalizar el diseño de normativas, implementar sistemas de trazabilidad, y preparar la infraestructura de exportación.
También se buscará expandir la iniciativa a otros países de la región, de modo de convertir la certificación en un estándar regional.
De cumplirse los plazos planteados, hacia 2026 y 2027, América Latina podría contar con hidrógeno certificado de bajas emisiones listo para exportar, lo que representaría un avance significativo hacia la descarbonización, la integración energética regional y la inserción competitiva en mercados globales de combustibles limpios.
Este impulso no solo tiene implicaciones ambientales, sino también económicas y sociales: la consolidación de una industria del hidrógeno podría generar inversiones, empleos especializados, desarrollo tecnológico, y posicionar a la región como un actor clave en la economía verde global.

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