La naviera danesa A.P. Moller-Maersk participa en una evaluación conjunta para investigar la viabilidad normativa de un portacontenedores de propulsión nuclear.
La sociedad de clasificación de buques Lloyd’s Register y Core Power, especialista en energía nuclear marítima, anunciaron la firma de un acuerdo de proyecto de desarrollo conjunto para investigar los requisitos de actualización de las normas de seguridad, junto con la mejora de los conocimientos operativos y normativos necesarios para la aplicación de la energía nuclear en el transporte marítimo de contenedores.
Se trata de la última incursión de Maersk, la segunda naviera de contenedores del mundo, en el uso de combustibles alternativos más ecológicos:
- En 2011-12, la compañía cooperó con la Marina estadounidense para probar el biocombustible de algas;
- En 2018, anunció su intención de ser neutra en carbono para 2050, un plazo que más tarde se trasladó a 2040;
- En septiembre de 2023, Maersk botó el Laura Maersk, un buque alimentador propulsado por metanol, con capacidad para 2.100 unidades equivalentes a veinte pies;
- En la actualidad, la empresa tiene pedidos 24 buques con capacidad para metanol.
El transporte marítimo representó el segundo nivel más alto de emisiones de dióxido de carbono en el sector del transporte comercial mundial en 2022, según datos recopilados por Statista.
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Explorar la cadena de valor
En un comunicado, los socios afirman que el estudio «proporcionará información a los miembros de la cadena de valor marítima que están explorando el caso empresarial de la energía nuclear, para ayudar a dar forma a su estrategia de flota hacia el logro de cero emisiones netas de gases de efecto invernadero».
Según las empresas, la energía nuclear podría desempeñar un papel clave como parte de «una vía multicombustible para descarbonizar la industria marítima» y podría ayudar a cumplir los objetivos de reducción de emisiones fijados por la Organización Marítima Internacional.
La participación de Lloyd’s ayudaría a desarrollar normas para asegurar los buques comerciales de propulsión nuclear que operan en puertos, vías navegables y entornos cercanos a la costa.
«La energía nuclear plantea una serie de retos relacionados con la seguridad, la gestión de residuos y la aceptación reglamentaria en las distintas regiones. Hasta ahora, los inconvenientes han superado claramente a las ventajas de esta tecnología», afirma en el comunicado Ole Graa Jakobsen, responsable de tecnología de flotas de Maersk.
«Si estos retos pueden abordarse mediante el desarrollo de los nuevos diseños de reactores, denominados de cuarta generación, la energía nuclear podría convertirse en otra posible vía de descarbonización para la industria logística dentro de 10 o 15 años. Por lo tanto, seguimos supervisando y evaluando esta tecnología, junto con todas las demás soluciones de bajas emisiones», agregó.
Los buques civiles de propulsión nuclear han surcado las aguas mundiales en el pasado. El primero fue el rompehielos soviético Lenin, botado en 1957. El SS Savannah, construido en Estados Unidos y que estuvo en servicio entre 1962 y 1972, fue el primero de un total de cuatro cargueros nucleares en servicio.