En 2025, Paraguay dio pasos firmes para consolidarse como uno de los países más prometedores de América Latina en materia de hidrógeno verde.
Bajo una estrategia nacional coordinada entre gobierno, sector energético y cooperación internacional, se multiplican los esfuerzos para estructurar proyectos, definir marcos regulatorios y atraer inversiones que instalen al país como actor clave en la economía emergente del H2.
El reciente anuncio del avance en el diseño de mecanismos financieros y la apertura de alianzas internacionales, en particular con entidades de Europa, sustentan esa ambición, al tiempo que muestran las ventajas competitivas de Paraguay: energía renovable abundante, estabilidad institucional y condición estratégica para exportar.
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Nuevo marco de financiación y gobernanza
A comienzos de diciembre de 2025, el gobierno paraguayo formalizó, mediante la segunda reunión del Comité de Coordinación Conjunta (JCC), avances concretos en la estructuración del financiamiento para proyectos de hidrógeno verde.
La iniciativa está promovida por el Viceministerio de Minas y Energía del MOPC, con la cooperación técnica de la agencia japonesa JICA Paraguay.
Al encuentro asistieron representantes del Ministerio de Economía y Finanzas (MEF), el Ministerio de Industria y Comercio (MIC), el Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible (MADES), la eléctrica estatal ANDE, y organismos de cooperación e inversión internacional como la Agence Française de Développement (AFD), la ITAIPÚ Binacional y el Banco Interamericano de Desarrollo (BID).
Este marco busca promover soluciones innovadoras para financiar proyectos piloto de H2, generando condiciones favorables para inversión privada y extranjera, y facilitando la puesta en marcha de iniciativas concretas.
La gran ventaja competitiva de Paraguay
Uno de los principales activos que destaca en la estrategia paraguaya es su base energética 100% renovable. Estudios recientes de la ITAIPÚ Binacional y del Parque Tecnológico ITAIPU Paraguay (PTI‑PY) han demostrado que el país tiene la capacidad real para producir hidrógeno verde a partir de energía “vertida turbinable”, es decir, energía hidroeléctrica excedente, que de otro modo podría desperdiciarse.
En 2023, se estimó un potencial de producción de hasta 1.000 millones de metros cúbicos normales de hidrógeno.
Esa ventaja torna a Paraguay altamente competitivo: mientras muchos países inician la transición renovable, Paraguay puede ofrecer energía limpia y abundante hoy, lo que reduce drásticamente los costos de producción de hidrógeno y lo posiciona como un destino atractivo para inversiones en H2.
Paralelamente a los esfuerzos internos, Paraguay abrió un frente diplomático y empresarial con actores de Europa para atraer inversiones en hidrógeno verde. Este mes, se destacó una alianza con entidades de Portugal interesadas en el potencial paraguayo.
En un encuentro entre autoridades del MIC paraguayo y la confederación empresarial de Portugal, representantes lusos manifestaron interés concreto en el sector energético y del H2, lo que abre la posibilidad de misiones empresariales y cooperación para desarrollar infraestructura, financiamiento y know‑how tecnológico.
Para los inversionistas europeos, Paraguay representa una plataforma estratégica de acceso al Mercosur, con costos competitivos, estabilidad macroeconómica, acceso a energía renovable abundante y ventajas logísticas, unas condiciones que lo posicionan como puerta de entrada para exportaciones hacia mercados globales que demandan energías y combustibles limpios.
Planes, proyectos piloto y visión a largo plazo
El impulso actual no se limita a iniciativas aisladas. Paraguay ya cuenta con una estrategia nacional para el hidrógeno verde, lanzada en julio de 2025, que articula objetivos de mediano y largo plazo. Bajo ese marco, el país se proyecta con metas hacia 2050, buscando consolidarse como productor y posible exportador de hidrógeno y derivados limpios.
En concreto, ya existen varios proyectos en fase inicial, y al menos uno, de la empresa Atome Energy, ha firmado acuerdos con la ANDE para avanzar en producción sostenible, incluyendo planes industriales para fertilizantes y otros derivados del vector.
No obstante, algunas iniciativas enfrentan desafíos estructurales: la demanda global de electrolizadores ha generado demoras, lo que retrasa la construcción efectiva. Aun así, las autoridades confían en que con el respaldo regulatorio, inversiones extranjeras y aprovechamiento de recursos renovables, Paraguay puede cumplir sus metas.
Por otra parte, la apuesta paraguaya no se limita al hidrógeno: el país busca integrarlo en una matriz energética más amplia, que incluya biocombustibles, fertilizantes verdes, industria energética sostenible, movilidad limpia y exportaciones. En ese marco, el hidrógeno verde funciona como eje clave de transformación, pero no como única pieza.
Esa visión más ambiciosa pretende posicionar a Paraguay como un polo regional de producción limpia, exportación de energía renovable y desarrollo tecnológico, con impacto económico, ambiental y social.
Si las piezas logísticas, tecnológicas y regulatorias se alinean como anticipan los actores locales e internacionales, lo que hoy parece un proyecto piloto, podría convertirse en un modelo replicable de desarrollo sostenible, energético y exportador para toda la región.
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