La semana pasada, Petrobras firmó un memorando de entendimiento con el gobierno del estado y la Federación de Industrias de Espírito Santo (Findes) para estudiar proyectos de captura, almacenamiento y utilización de carbono (CCS, por sus siglas en inglés) y de hidrógeno azul (reformado de gas natural con CCS) en la región.
La intención es evaluar la viabilidad de crear un centro de CCS e instalaciones de producción de hidrógeno para descarbonizar las industrias del Estado, según la empresa estatal de Brasil.
Más que descarbonizar sus propias operaciones, Petrobras ve en la captura de CO2 una nueva oportunidad de negocio. En mayo de 2023, la empresa anunció un proyecto piloto desde la terminal de Cabiúnas, en Macaé, una de las bases de la principal provincia petrolera del país, para probar la solución como servicio.
En Espírito Santo, el objetivo es combinar la demanda industrial, la infraestructura de la petrolera y su conocimiento geológico de la cuenca de la región.
«Hay una planificación inicial para instalar el equipo de manejo de CO2 en áreas cercanas a la costa de Espírito Santo, así como en la parte marítima para llegar a los reservorios de almacenamiento», indicó el comunicado.
«Petrobras será responsable de las inversiones en tuberías, estaciones de compresión y pozos para el almacenamiento de CO2 y, en el futuro, de la operación de este hub«, agregó.
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Planes de Petrobras
La compañía brasilera también indicó que ya ha firmado alianzas con empresas locales para hacer viables los proyectos del CCS. Una de ellas es con el productor de acero ArcelorMittal. A finales de febrero, ambos firmaron un Memorando de Entendimiento (MoU) para estudiar posibles modelos de negocio en torno a un hub de captura de carbono.
Las empresas quieren identificar oportunidades comerciales y posibles colaboraciones en Brasil que estén alineadas con las estrategias de diversificación de la matriz y descarbonización.
Petrobras calcula que Brasil es capaz de almacenar 250 millones de toneladas de CO2 al año en acuíferos salinos durante 50 años. El volumen corresponde a cinco veces las emisiones anuales de las operaciones de la empresa estatal, que rondan los 50 millones de toneladas.
«Si podemos demostrar que es viable, que tiene sentido, tenemos un nuevo potencial de negocio muy grande», dijo el director ejecutivo de Transición Energética, Maurício Tolmasquim, a finales de junio.
El caso del hidrógeno
El hidrógeno, cuyo marco legal fue sancionado la semana pasada, la petrolera incluye ahora los incentivos fiscales que estaban previstos en los cálculos de viabilidad de los proyectos.
El marco legal que se convirtió en ley incluye, entre otras cosas, la definición de hidrógeno bajo en carbono con un generoso techo de emisiones de 7 kgCO2/H2.
Actualmente, el 94% del hidrógeno suministrado en el mundo se obtiene a partir del reformado del gas natural, también conocido como hidrógeno gris.
Se considera que tiene altas emisiones de carbono porque tiene una intensidad media de 10 kgCO2/kgH2, que puede variar al alza o a la baja. En Australia, por ejemplo, el hidrógeno gris tiene una intensidad de 8,5 kgCO2/kgH2.