En menos de 30 días, el gobierno de Brasil lanzará el programa Metano Cero, que estimulará la transformación de gases de efecto invernadero en biocombustibles, con apoyo financiero de los bancos públicos.
La información fue proporcionada por el ministro del Medio Ambiente, Joaquim Leite, en una entrevista a principios de semana en Rádio Nacional, transmitida en vivo por TV Brasil.
“El gobierno federal reguló la Política Nacional de Residuos Sólidos en enero, y ahora estamos preparando el programa de metano. Brasil tiene potencial para generar biometano que proviene de residuos urbanos (rellenos sanitarios) y rurales, especialmente de aves, cerdos, azúcar y alcohol”, dijo Leite.
De acuerdo al ministro, el biocombustible puede reemplazar al diésel utilizado en las máquinas de producción agrícola pesada. “Tenemos un presal rural, con un volumen de generación de biometano en predios rurales y en rellenos sanitarios”, destacó.
Leite también afirmó que el gobierno y el Congreso Nacional crearán el marco legal y organizarán el mercado de carbono en Brasil, con la exportación de créditos. En dicho mercado, Brasil podrá reducir las emisiones de Gases de Efecto Invernadero (GEI) con certificación y exportar el crédito para países que no alcanzaron la meta.
“Brasil debe ser el país que más se beneficiará de este mercado por varias cuestiones: el costo de reducción de emisiones es mucho más bajo que en otros países; crearemos reglas para garantizar la calidad del carbón brasileño para ser reconocida mundialmente, y lo más importante, es que tenemos varias fuentes”, dijo.
El ministro citó como ejemplo las fuentes de energía renovables, y la protección y recuperación de los bosques nativos. En la COP26, Leite anunció un nuevo objetivo para reducir los GEI, una meta que pasa de 43% a 50% para 2030; y carbono neutralidad para 2050.
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Aumento de emisiones
Según el último informe del Sistema de Estimados de Emisiones de Gases de Efecto Invernadero (SEEG) de la organización Observatorio del Clima, pese a que existen compromisos para reducir las emisiones, el volumen de contaminantes lanzado por Brasil a la atmósfera saltó un 23,2 % desde 2010.
Las emisiones de carbono crecieron un 9,5 % en 2020 el año pasado en Brasil impulsadas por los efectos de la deforestación de la Amazonía y alcanzaron su mayor nivel en los últimos 14 años, según el estudio divulgado en octubre de 2021.
Las emisiones netas de gas carbónico equivalente (CO2e) del gigante suramericano en 2020 fueron de 2.160 millones de toneladas, frente a 1.970 millones de 2019.
«Los datos señalan que desde 2010, Brasil viene registrando una tendencia al alza en las emisiones, que va en contra de los compromisos firmados para frenar el aumento de la temperatura global causada por los gases de efecto invernadero», indica el informe.
Según el estudio, las emisiones de la potencia suramericana ni siquiera cayeron durante la pandemia del COVID-19, contrario a lo que sucedió en el resto del planeta, donde retrocedieron en casi un 7 % por la paralización de actividades provocada por la crisis sanitaria.
Solo en la Amazonía, las emisiones por alteraciones del uso del suelo alcanzaron el año pasado las 782 millones de toneladas de CO2e (dióxido de carbono equivalentes). Si la selva brasileña fuera un país, sería el noveno mayor emisor del mundo.
Datos oficiales señalan que en 2020 fueron desforestados 10.851 kilómetros cuadrados de vegetación nativa brasileña en la mayor selva del planeta, principalmente por actividades de minería ilegal y comercio ilícito de madera.
De los cinco sectores de la economía que responden por los GEI en Brasil, el de la industria agropecuaria fue el que tuvo la mayor alza (2,5 %) y respondió por el 27 % de las emisiones del país en 2020, con 577 millones de toneladas de CO2e, según nota de EFE.
«Brasil logró la hazaña de ser quizás el único emisor importante que aumentó la contaminación en el primer año de la pandemia. Los datos del SEEG confirman que los destructores de la selva, impulsados por la política antiambiental del presidente Jair Bolsonaro, no se quedaron trabajando desde casa»
Marcio Astrini, secretario ejecutivo del Observatorio del Clima
Redacción | Antonio Vilela