La popularidad del biocombustible en Latinoamérica y el mundo aumentó con la aparición del etanol, un producto alcohólico que puede crearse a partir de casi cualquier material vegetal, como el maíz, sorgo, papas, trigo, caña de azúcar y biomasa, representado por tallos de maíz y los residuos vegetales.
El biodiésel, otro tipo de biocarburante, se obtiene a partir de aceite derivado de plantas, animales o de la cocina; mientras que el etanol o biodiésel pueden utilizarse solos o mezclados con gasolina o gasóleo, respectivamente, para su uso como combustible, según especificaciones de motores de los automóviles y las instalaciones industriales.
La producción de bioetanol y biodiésel en Latinoamérica ha crecido rápidamente en las últimas décadas, siendo Brasil, el pilar fundamental. Más atrás se encuentran Argentina y Colombia.
Aunque algunos países tienen más experiencia en la producción de biocombustibles que otros, las ventajas climáticas de las que se beneficia la región sugieren que la producción de biocombustibles podría aumentar en los próximos años, considerando los planes de descarbonización de dichas naciones. En este artículo examinaremos el enfoque adoptado por Brasil, Argentina, Colombia y México.
Brasil, líder mundial de biocombustibles
Brasil ha sido productor de caña de azúcar desde su colonización, pero empezó a producir etanol a partir de la caña de azúcar a finales de los años veinte. Alrededor de 1970, con la subida del precio del petróleo, el gobierno brasileño decidió dar prioridad a la industria del etanol.
Hoy en día, la industria brasileña del etanol es una de las más avanzadas en la producción de biocombustibles. De hecho, según la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), Brasil es el segundo productor mundial de este combustible.
Brasil ha inaugurado recientemente una instalación de etanol de nueva generación situada en la ciudad de Piracicaba, en Sao Paulo, que permitirá aumentar la producción en 50%, sin tener que aumentar la superficie de cosecha. Se calcula que la capacidad de producción de la instalación será de 42 millones de litros de etanol 2G anuales, producidos a partir del bagazo de la caña de azúcar, con una reducción de 15 veces las emisiones de dióxido de carbono producidas en las instalaciones ordinarias.
Además del etanol, Brasil es un gran productor de biodiésel, y según la CEPAL, es el quinto a nivel mundial, utilizando como materia prima soja, sebo animal y semillas de algodón.
Desde 2008, existe en Brasil la obligación legal de mezclar el biodiésel con la gasolina o diésel vendido; su producción está regulada por el gobierno a través de un sistema de subasta pública que da preferencia a los productores con un Sello Social de Combustible brasileño; que a su vez, proporciona incentivos a los agricultores familiares pobres de zonas desfavorecidas.
Argentina: superando las dificultades
Es uno de los principales exportadores mundiales de biodiésel, que empezó a producir de forma extensiva hacia 2007, y utiliza principalmente soja como materia prima.
La producción del biosiésel en Argentina se impulsó como solución después de que China recortara la compra de aceite de soja en el país latinoamericano.
En 2014 se produjeron en Argentina aproximadamente 2,5 millones de toneladas de biodiésel, según el Instituto Nacional de Estadística local. Esta cifra fue significativamente superior a los 1,9 millones de toneladas que se produjeron en 2013, y muestra una medida de recuperación de la producción de biodiésel después de 2012.
Argentina también produce etanol, principalmente de maíz (aunque no en cantidades tan grandes como el biodiésel). En 2014, se produjeron aproximadamente 533.978 toneladas de etanol, una cantidad significativamente mayor que las 373.890 toneladas producidas en 2013. El gobierno, de nuevo como resultado de este aumento de la producción, ha elevado recientemente la mezcla legal obligatoria de etanol al 10%.
El futuro de Argentina parece menos claro que el de Brasil. Sin embargo, con políticas bien estructuradas, objetivos claros y el cumplimiento de las normas de producción sostenible, el país podría aumentar significativamente su producción de biocombustibles, ya que posee todos los elementos necesarios para ello.
Colombia, un país emergente
El país de Latinoamérica tiene una gran experiencia en la producción de caña de azúcar, y es el séptimo productor mundial, y también en la producción de aceite de palma y, como cuarto productor mundial, es el mayor productor no africano.
Por lo tanto, la industria del biocombustible en Colombia ha aumentado rápidamente en la última década, produciéndose etanol principalmente a partir de la caña de azúcar, y biodiésel a partir del aceite de palma.
Actualmente, la mezcla legal obligatoria de etanol en Colombia es del 8% y la de biodiésel del 7% al 10%, dependiendo del territorio. Según un estudio de 2011 publicado por la CEPAL, Colombia posee muchas de las ventajas que crean las condiciones adecuadas para una producción continua y creciente de biocombustibles.
Los datos emitidos por la Federación Nacional de Productores de Biocombustibles de Colombia afirman que en 2014 se produjeron en el país aproximadamente 35.000 litros de etanol y 42.000 litros de biodiésel al mes, lo que lo sitúa como el quinto productor mundial de biodiésel y dentro de los 15 primeros productores de etanol.
Se espera que la producción en Colombia crezca un 50% en el caso del etanol y un 60% en el del biodiésel a lo largo de este año.
El caso México
La producción actual de biocombustibles en México es baja, y produce principalmente etanol de caña de azúcar, remolacha y sorgo a pequeña escala, lo que representa solo el 0,5% del combustible consumido en el país.
México es un productor de tequila de talla mundial, por lo que su intento de transformar los residuos del tequila en etanol y convertirse en un actor principal en la industria del etanol debe tomarse en serio.
Según los estudios de investigación que se iniciaron en el país alrededor de 2011, liderados por la Universidad Michoacana de San Nicolás Hidalgo, se necesitan 19,86 kg de residuos de tequila para producir un litro de biocombustible (etanol).
Esto significa que México tiene una capacidad potencial de producción de aproximadamente 523 millones de litros de etanol al año, teniendo en cuenta que en 2013 se produjeron 226,5 millones de litros de tequila, lo que supuso más de 3.000 millones de toneladas de residuos de tequila.
Los biocombustibles y el medio ambiente
Los partidarios del etanol argumentan a favor de la gran reducción de emisiones al cambiar la producción de energía de las fuentes de petróleo hacia el biocombustible, pero quienes no lo son, indican que el daño medioambiental sigue existiendo al producirlos, solo que a nivel de producción y no al utilizarlos, lo que significa que la tierra, el agua y el aire son los que más sufren.
Otros argumentos de los no partidarios se centran en la cantidad de agua y materias primas comestibles que se utilizan, lo que plantea dudas sobre si habrá suficiente materia prima, tierra y agua para las poblaciones futuras, y pone de manifiesto el riesgo potencial de que aumenten los precios de los alimentos y haya escasez de los mismos.
No se puede negar que la producción de biocombustibles requiere una revisión constante junto con una investigación y desarrollo serios, ya que las tecnologías siguen mejorando, y que además, constituye una fuente de energía alternativa fiable.
Con información de la CEPAL y Green Facts
Redacción | Antonio Vilela