Alemania y el Reino Unido estarían presionando para que se les exima temporalmente de los mandatos relativos a los biocombustibles, con el fin de combatir el aumento de los precios de los alimentos, según información publicada por Reuters.
La crisis alimentaria provocada por la guerra en Ucrania ha desencadenado un debate sobre los alimentos frente a los biocombustibles, y algunos responsables políticos piden una flexibilización de los mandatos de mezcla de biocombustibles en la gasolina y el gasóleo para aumentar el suministro de grano y aceite vegetal a escala mundial.
No está claro si existe un apoyo más amplio a esta exención temporal entre los miembros del G7, que incluyen a Canadá, Francia, Alemania, Italia, Japón, Gran Bretaña y el mayor productor de biocombustibles del mundo, Estados Unidos.
El incremento de los precios del petróleo y el gas también ha aumentado la demanda de energía procedente de los cultivos, por lo que se ha informado de que esta cuestión se planteará cuando se reúnan los líderes del grupo de naciones a principios de semana.
«La cuestión de los mandatos sobre biocarburantes se encuentra en una fase preliminar de debate a nivel de trabajo», dijo un portavoz del Ministerio de Agricultura de Canadá.
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Prioridad: seguridad alimentaria
El grupo comenzó este domingo una reunión de tres días en Baviera, Alemania, y se espera que la seguridad alimentaria esté en la agenda, después de que la presidencia lanzara en mayo una Alianza Mundial para la Seguridad Alimentaria con el fin de combatir el hambre.
Los precios de los cultivos utilizados en los biocombustibles se han disparado este año: el trigo y el maíz han subido alrededor de una cuarta parte, mientras que el aceite de soja ha aumentado aproximadamente una quinta parte.
«Estamos muy interesados en examinar la cuestión de los mandatos sobre biocombustibles para garantizar que los cultivos se destinen prioritariamente al consumo de alimentos y no necesariamente al uso de combustibles», declaró a Reuters un funcionario del gobierno británico.
Los cultivos de cereales y aceites vegetales podrían desviarse del uso de combustibles para ayudar a resolver la crisis alimentaria mundial, pero muchos gobiernos tienen leyes que exigen la producción de biocombustibles, en parte para ayudar a los agricultores locales y cumplir los objetivos de reducción de emisiones.
Hasta el 40% de la cosecha de maíz de Estados Unidos se utiliza para producir el etanol que se mezcla con la gasolina de los vehículos, produciendo alrededor del 5% del combustible de transporte del país, mientras que el 10% de la producción europea de cereales se utiliza para combustible, señala Reuters.
Una exención de los mandatos sobre biocombustibles podría ayudar a bajar los precios de los alimentos, aunque también puede hacer que los precios de los combustibles suban ligeramente en algunos países.
Redacción | Antonio Vilela