A pocos meses de acoger la Conferencia de las Partes (COP30) en la ciudad amazónica de Belém, Brasil refuerza su estrategia energética con medidas concretas para posicionarse como potencia emergente en la producción de hidrógeno bajo en carbono.
Consciente de su responsabilidad como anfitrión del evento climático más importante del mundo, el país está acelerando sus políticas de transición energética.
La COP30 no será solo una vitrina internacional: se perfila como un escenario donde Brasil expondrá sus avances en tecnologías limpias, proyectos a gran escala y estrategias regulatorias innovadoras.
El objetivo es claro: mostrar resultados, atraer inversión y consolidar alianzas público-privadas que permitan cumplir con sus compromisos climáticos.
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Ley 14948/2024: un marco legal integral e innovador
La piedra angular de esta transformación es la promulgación de la Ley 14948/2024, que establece la Política Nacional de Hidrógeno Bajo en Carbono.
Esta legislación, aprobada con amplio consenso en el Congreso, propone:
- La creación de un Comité Interministerial de Hidrógeno, encargado de articular acciones entre los sectores público y privado.
- La clasificación del hidrógeno por tipo: verde, azul, rosa, gris y bajo en carbono, con criterios técnicos para su validación y trazabilidad.
- Incentivos fiscales y financieros para investigación, producción y comercialización del hidrógeno limpio.
- Líneas de crédito especiales del BNDES (Banco Nacional de Desarrollo Económico y Social) y acceso a fondos multilaterales.
- Integración del hidrógeno en sectores clave como movilidad pesada, siderurgia, agroindustria y generación eléctrica distribuida.
Este marco legal transforma el escenario brasileño, al brindar claridad jurídica, reglas para inversionistas y una visión estructurada de largo plazo.
Nordeste brasileño: epicentro solar del hidrógeno renovable
Los estados de Ceará y Piauí, ubicados en el nordeste del país, se han convertido en polos estratégicos para el desarrollo de proyectos de hidrógeno verde y solar.
Gracias a sus condiciones climáticas excepcionales y cercanía a puertos internacionales, concentran los esfuerzos de compañías globales como:
- Voltalia, que desarrolla un complejo solar de más de 2 GW con integración a una planta de electrólisis.
- BP, que ha anunciado inversiones superiores a US$ 800 millones para producir hidrógeno destinado a la industria marítima europea.
- Solatio, con planes de exportación a través del Puerto de Pecém, que ya adapta su infraestructura para el transporte de derivados de hidrógeno.
Se estima que, en conjunto, estos megaproyectos generarán más de 1 millón de toneladas anuales de hidrógeno bajo en carbono hacia 2030, lo que consolidaría al noreste brasileño como uno de los principales hubs energéticos del hemisferio sur.
Innovación y conocimiento como pilares del cambio
La Ley 14948 también fomenta la creación de centros de investigación aplicados, como el Centro Nacional de Tecnologías del Hidrógeno (CNTH), en colaboración con universidades como USP, UFC y UFPA.
Estos espacios son clave para desarrollar nuevas tecnologías de electrólisis adaptadas al clima local; capacitar profesionales para operar plantas de hidrógeno renovable, y generar datos científicos que sustenten políticas públicas y normativas técnicas.
Además, se promueven programas educativos y técnicos en regiones estratégicas, preparando a una nueva generación de especialistas en hidrógeno en Brasil.
La realización de la COP30 en Belém marcará un punto de inflexión, y el gobierno brasileño planea presentar en noviembre su Plan Nacional de Expansión del Hidrógeno Bajo en Carbono, incluyendo metas de producción y exportación a 2030 y 2050; proyectos emblemáticos regionales con impacto social y económico, e integración del hidrógeno en las Contribuciones Nacionales Determinadas (NDCs) del país ante la ONU.
Se espera que más de 25.000 delegados internacionales, entre líderes políticos, expertos técnicos y empresarios, participen en el evento, donde Brasil buscará consolidarse como actor clave en la economía climática global.