El MS Porrima es el primer barco que ha logrado integrar su propia producción de hidrógeno a bordo usando el recurso infinito del agua de mar y alimentado por un exceso de electricidad.
En su viaje inaugural de 3.200 km entre Tokio, Japón, y Kaohsiung, Taiwán, el MS Porrima demostró que la energía solar, eólica y de hidrógeno supera a todos los demás sistemas de energía para buques en términos de costo, rendimiento técnico y fiabilidad.
El MS Porrima es propiedad de Blue Innovations, una empresa suiza dedicada a la realización de tecnologías moonshot (innovación disruptiva), y su nombre Porrima deriva de una deidad romana venerada como la diosa del futuro, protectora de las mujeres embarazadas.
Este logro ha sido posible gracias a la cooperación entre el Instituto de Investigación de Cero Emisiones, con sede en Tokio, y el empresario Gunther Pauli, que opera desde Suiza, que tiene años aportando innovaciones para impulsar la sostenibilidad de las industrias marítimas y oceánicas.
Energía solar
El objetivo del buque es proporcionar una prueba de funcionamiento de una serie de tecnologías para demostrar su rendimiento, mientras recorre los océanos de todo el mundo, teniendo como primera prueba operativa a la energía solar.
El MS Porrima está equipado con 516 metros cuadrados de paneles solares y 8 toneladas de baterías de litio, con una capacidad máxima de carga a plena luz del sol de +100kW. Los dos motores eléctricos de propulsión consumen 15 kW y 25 kW cuando se enfrentan a vientos y corrientes contrarios.
Seis horas de sol al día son suficientes para conducir a cinco nudos durante 24 horas (aproximadamente 10 km/h), lo que supone recorrer 240 kilómetros al día y dar la vuelta al mundo en 200 días. De hecho, el MS Porrima ostenta el récord de ser el primer barco en dar la vuelta al mundo impulsado únicamente por energía solar.
Energía eólica
Cuando el sol no brilla, las baterías se agotan en dos días, por lo que también está equipado con una cometa que capta el viento a 170 metros de altura y arrastra el barco a 10 nudos, el doble de velocidad que los motores eléctricos.
La combinación de viento y energía solar proporciona una mezcla de energía independiente, lo que significa que cuando la embarcación es arrastrada por la cometa, las hélices se invierten y generan energía, y si el tiempo es soleado las baterías se recargan en un par de horas.
Hidrógeno, presente
La experiencia desarrollada en esta nave experimental de 100 toneladas y 36 metros de eslora demuestra que durante breves periodos existe un enorme exceso de energía.
Durante estos breves periodos, el exceso de energía se convierte en hidrógeno a partir de agua de mar, creando una resistencia energética en todas las condiciones meteorológicas, incluso las más adversas que se pueden encontrar en los océanos.
De esta forma, el MS Porrima cuenta con tres fuentes de energía complementarias, que según la empresa, nunca se agotan, sean cuales sean las condiciones. Sin embargo, como respaldo, también hay un generador de biodiésel a bordo que podría proporcionar electricidad de emergencia.
Nuevas tecnologías
Además del manejo renovable de sus energías a bordo, la empresa identificó dos tecnologías revolucionarias que se añadirán a bordo: la pesca con redes de burbujas de aire y la eliminación de nanopartículas de plástico del agua del mar.
Debido al exceso en la pesca a escala global, existe un problema más complejo: se cazan hembras con huevos y mueren, por lo que a partir de 2023, el MS Porrima será el primer barco que pesque con burbujas de aire, al igual que los delfines y ballenas, capturando solo machos, y liberando a todas las hembras.
Por otra parte, incluirá también una novedosa tecnología inspirada en la forma en que los pulmones eliminan el CO2 de la sangre, conocida como microfluidos, que usará para retirar los nanoplásticos del fondo del mar. Las primeras cuatro unidades de esta tecnología se instalarán en el MS Porrima.
Por último, el análisis de miles de millas de navegación, realizado por los expertos, sugiere reducir las baterías a solo cuatro toneladas, aumentar el tamaño y el radio de la cometa, y reforzar el rendimiento del hidrógeno.
Esta nueva propuesta, coordinada con inteligencia artificial, podría duplicar la velocidad y dar un alto rendimiento en grandes distancias, por lo que podría darle la vuelta al mundo en 80 días.
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Redacción | Antonio Vilela