Científicos de la NASA y Boeing se reunieron recientemente para probar si un avión con motores que quemaran distintas mezclas de combustibles de aviación sostenibles (SAF, por sus siglas en inglés) producía menos partículas de hollín que el combustible de aviación tradicional.
En sus esfuerzos por acelerar el avance hacia un sistema de aviación sostenible, la NASA no solo trabaja para diseñar los aviones ultraeficientes del futuro, sino también para avanzar en el uso de combustibles alternativos en los aviones actuales.
Según elcomunicadode la NASA, el equipo del Centro de Entregas de Boeing en Everett, EE.UU., estaba trabajando con el avión ecoDemonstrator 2022 de la empresa, un chasis de avión de pasajeros de fuselaje ancho 777-200ER convertido en banco de pruebas volante.
Era el segundo año consecutivo que Boeing y la NASA colaboraban en este tipo de pruebas. La última vez, el ecoDemonstrator estaba propulsado por un motor LEAP-1B de bajas emisiones que entró en servicio por primera vez en 2017. En las pruebas de este año se utilizó un avión con motores Rolls-Royce Trent 800 en servicio desde 1996.
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Evaluar el impacto
A menudo se mezcla el SAF con el combustible de aviación tradicional, pero los socios de Boeing ecoDemonstrator están trabajando para generar los datos necesarios para permitir el uso generalizado de combustible de aviación 100% sostenible y evaluar su impacto en las emisiones de partículas.
«Probar todas estas tecnologías de motores nos ayuda a comprender mejor cómo el combustible de aviación sostenible puede repercutir positivamente en la calidad del aire cuando los motores están al ralentí en los aeropuertos y en el potencial de calentamiento climático de las estelas de condensación en la atmósfera», explica Richard Moore, científico atmosférico del Centro de Investigación Langley de la NASA en Virginia.
Los investigadores de NASA y Boeing tuvieron acceso a capacidades especializadas gracias a la presencia del Laboratorio Móvil de Langley, que estaba protegido de los potentes gases de escape del 777-200ER por un deflector.
El completo conjunto de instrumentos del laboratorio analizó no solo las emisiones gaseosas, sino también las partículas, como hollín y otros aerosoles, mediante una sonda a medida diseñada para interactuar con el deflector situado detrás del avión.
Los investigadores también están incorporando las lecciones aprendidas en las pruebas del año pasado en relación con la manipulación del combustible. Una vez que el combustible sostenible sale de la refinería, los investigadores deben asegurarse de que no se contamina mientras se transporta por el sistema logístico nacional.
Aunque los equipos aún están analizando sus resultados, afirman que los conocimientos adquiridos ya están ampliando los conocimientos necesarios para hacer posible la adopción de combustibles de aviación sostenibles en las flotas de aviación actuales.
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Redacción | Antonio Vilela