En un movimiento que podría redefinir el panorama energético regional, Paraguay y Brasil iniciaron conversaciones para establecer una alianza integral que posicione al país guaraní como centro productor de biocombustibles a escala regional.
Este ambicioso proyecto surge en un momento clave, cuando la transición energética global demanda soluciones sustentables y los países buscan reducir su dependencia de combustibles fósiles.
El diálogo comenzó formalmente con una reunión de trabajo en la sede de la Unión Industrial Paraguaya (UIP), que congregó a Enrique Duarte, presidente de la organización gremial; ejecutivos de Matriz Capital, importante gestora brasileña de inversiones en energías limpias; y el senador Lauro Antonio Teixeira, representante del estado de Sergipe.
Durante la jornada de trabajo, los participantes analizaron múltiples dimensiones de esta alianza estratégica:
- Desarrollo tecnológico conjunto: Se exploró la transferencia de tecnología brasileña para optimizar los procesos productivos paraguayos, particularmente en el desarrollo de una nueva variedad de caña de azúcar de alto rendimiento que podría triplicar la productividad actual.
- Financiamiento internacional: Se discutieron mecanismos para acceder a fondos soberanos y líneas de crédito verde internacionales, así como la estructuración de proyectos elegibles para el mercado de bonos de carbono.
- Marco regulatorio: Se evaluaron ajustes al marco legal paraguayo para fomentar mayores inversiones en el sector, complementando la actual legislación que exige un 30% de componente renovable en los combustibles.
Brasil compartiría su experiencia en el cultivo de caña de azúcar de alto rendimiento, con variedades que podrían triplicar la productividad actual en Paraguay.
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Hoja de ruta para el desarrollo del sector
La visión compartida por ambos países contempla un desarrollo por etapas. En el corto plazo (2024-2026), el foco estará en fortalecer la producción actual de etanol y biodiesel, aprovechando la legislación paraguaya que ya exige 30% de componente renovable en los combustibles.
La fase intermedia (2027-2030) buscará desarrollar combustibles sostenibles para aviación (SAF), mientras que a largo plazo (2031 en adelante) el objetivo es convertir a Paraguay en exportador neto de energías limpias.
Según infonegocios, algunos analistas coinciden en que Paraguay reúne condiciones excepcionales, ya que cuenta con amplias extensiones de tierras cultivables disponibles, una sólida base agrícola desarrollada, excedentes de energía hidroeléctrica renovable y un marco legal atractivo para inversiones.
Además, su ubicación geográfica central en el Mercosur añade valor logístico a cualquier operación de exportación regional.
Esta iniciativa se complementa con otras inversiones estratégicas ya en marcha en Paraguay, donde destacan la planta de hidrógeno verde que la británica Atome Energy construye en Villeta, con una inversión inicial de 365 millones de dólares, y las instalaciones de Yguazú para producción de fertilizantes orgánicos.
Camino por recorrer
Las partes han acordado establecer grupos de trabajo permanentes que avanzarán en estudios de factibilidad, modelos de asociación público-privada y estrategias de inserción internacional.
Paralelamente, se desarrollarán programas de capacitación para fortalecer el capital humano local en tecnologías de biocombustibles.
Esta alianza representa más que una oportunidad económica: es la posibilidad de que Paraguay ascienda en la cadena de valor global, genere empleo calificado y se consolide como actor relevante en la geopolítica energética regional, todo ello en estrecha colaboración con Brasil, su principal socio estratégico.
El éxito de esta iniciativa podría reconfigurar el perfil productivo del país en las próximas décadas.