El Parlamento Europeo rechazó, a mediados de esta semana, una moción para oponerse a la inclusión de la energía nuclear y el gas natural como energías «sostenibles» en el acto delegado de taxonomía de la Comisión, según elcomunicadode la organización.
El acto define las diferentes fuentes de energía y su clasificación para orientar a los legisladores hacia la financiación de proyectos que realmente puedan cumplir los objetivos climáticos del bloque.
El documento se publicó por primera vez en febrero, y el gas natural y la energía nuclear se clasificaron como fuentes de energía «de transición», que pueden ayudar a los productores nacionales de energía a avanzar hacia las renovables.
Uno de los principales objetivos de la taxonomía, por otra parte, como menciona un comunicado de prensa del Parlamento Europeo, es evitar el «lavado verde».
Además, la votación allana el camino para que la propuesta de la Unión Europea (UE) se convierta en ley, a menos que 20 de los 27 Estados miembros del bloque decidan oponerse a la medida, lo que se considera muy poco probable.
Nuevas etiquetas
La nueva normativa incluirá las centrales de gas y nucleares en la «taxonomía» de la UE a partir de 2023, lo que permitirá a los inversores etiquetar y comercializar las inversiones en ellas como ecológicas.
De los 639 legisladores presentes, 328 se opusieron a la moción que pretendía bloquear las propuestas de la UE sobre gas y energía nuclear. La Comisión Europea celebró el resultado, que fue propuesto en febrero, tras más de un año de retraso e intensas presiones de gobiernos e industrias.
«El Acta Delegada Complementaria es una propuesta pragmática para garantizar que las inversiones privadas en gas y energía nuclear, necesarias para nuestra transición energética, cumplan criterios estrictos», declaró la responsable de servicios financieros de la UE, Mairead McGuinness.
Las normas han dividido a los países de la UE, a legisladores e inversores. Bruselas las ha reformulado en varias ocasiones, cambiando de opinión sobre la conveniencia de conceder a las centrales de gas una etiqueta verde, y su propuesta final suscitó un intenso debate sobre cómo alcanzar los objetivos climáticos en medio de la crisis por la disminución del suministro de gas ruso.
Por su parte, la energía nuclear no emite CO2, pero produce residuos radiactivos. Los partidarios, como Francia, afirman que la energía nuclear es vital para cumplir los objetivos de reducción de emisiones, mientras que los opositores citan la preocupación por la eliminación de residuos.
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Críticas a la decisión
Luxemburgo y Austria, que se oponen a la energía nuclear y han advertido contra el etiquetado del gas como verde, e incluso dijeron que impugnarían la ley en los tribunales, señaló Reuters en una nota de prensa.
«No es creíble, ni ambiciosa, ni basada en el conocimiento, pone en peligro nuestro futuro y es más que irresponsable», dijo la ministra austriaca del clima, Leonore Gewessler. Los defensores del clima criticaron la medida, y Greenpeace dijo que también presentaría un recurso judicial.
«Se trata de una mala señal para el resto del mundo que puede socavar la posición de liderazgo de la UE en materia de acción climática», dijo Anders Schelde, director de inversiones del fondo de pensiones danés, AkademikerPension.
Los grupos industriales acogieron con satisfacción la votación. Ingbert Liebing, director general de la asociación alemana de servicios públicos locales VKU, lo calificó de «señal importante del papel del gas natural como puente para alcanzar los objetivos climáticos».
La taxonomía de la UE pretende aclarar el turbio mundo de la inversión sostenible, garantizando que cualquier producto financiero que haga afirmaciones ecológicas cumpla ciertas normas. Las plantas de gas, por ejemplo, deben cambiar a gases bajos en carbono para 2035 y cumplir un límite de emisiones.
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Redacción | Antonio Vilela