Tras un estudio de viabilidad, Aviation H2, empresa australiana que trabaja en las emisiones netas cero en el sector aeroespacial a través del hidrógeno verde, ha seleccionado el amoníaco líquido en la combustión como la vía para lograr un vuelo de avión sin emisiones, y pronto empezará a modificar motores turbofán para demostrarlo.
La empresa espera convertir las aeronaves existentes para que quemen amoníaco verde en lugar del combustible estándar para aviones, o jet fuel. Para ello, planea tener un avión de pasajeros de nueve plazas en el aire y volando con amoníaco a mediados del próximo año.
Sus investigaciones demuestran que la conversión de un Falcon 50 a la combustión turbo de amoníaco líquido es la vía más eficiente y comercialmente viable para construir un avión propulsado por hidrógeno.
Según Aviation H2, hay varias razones por las que se ha elegido el amoníaco líquido: la alta densidad gravimétrica y volumétrica del hidrógeno, que lo hace más ligero y fácil de transportar, y proporciona una mayor tasa de conversión de energía.
De hecho, el peso almacenado de la energía del amoníaco líquido es sustancialmente más ligero que el del hidrógeno gaseoso y puede mantenerse a una presión de tanque mucho menor.
«El hidrógeno gaseoso es muy ligero para la energía que contiene y el hidrógeno líquido es una forma más compacta, pero los depósitos son grandes y pesados. No descartamos el hidrógeno líquido ni ninguna otra forma como opción. De momento, solo vamos a utilizar amoníaco, que es la conversión más sencilla, fiable, y segura», indicó el director de Aviation H2, Christof Mayer a New Atlas.
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Comienzan las pruebas
El objetivo inicial de la empresa es construir y probar en vuelo un pequeño avión regional de nueve plazas, y tras tres meses de estudios de viabilidad, ha firmado un acuerdo con el operador de vuelos chárter FalconAir, que da a Aviation H2 acceso a hangares, instalaciones y licencias de explotación.
FalconAir ayudará a adquirir los motores turbofán para las pruebas en tierra, así como el propio avión, un jet de negocios Dassault Falcon 50. El avión tiene tres motores, de los cuales solo dos son necesarios para el vuelo, lo que permite utilizar el tercero para probar un motor más pequeño modificado y utilizar amoníaco líquido antes de modificar los principales.
En cuanto a la autonomía, el plan inicial es construir un avión capaz de realizar vuelos de una hora de duración, con el mismo empuje de los motores y las mismas características de rendimiento que obtendría con el combustible fósil.
La operación será mucho más rápida y barata que la conversión a pila de combustible de hidrógeno, que requeriría desechar los motores turbofán en perfecto estado y sustituirlos por motores eléctricos, así como cambiar los sistemas de almacenamiento de combustible y poner algo radicalmente diferente.
Aviation H2 cree que utilizar las tecnologías e infraestructuras actuales será importante para los futuros clientes, ya que les permite modificar los aviones en los que ya han invertido, en lugar de comprar toda una flota nueva.
Una vez que el vuelo de prueba tenga éxito a mediados de 2023, la empresa dispondrá de un método patentable para modificar las aeronaves de modo que funcionen con combustible sin carbono. Además, certificarán y comercializarán mediante una cotización pública prevista en la bolsa en el cuarto trimestre de 2023.
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Redacción | Antonio Vilela