Para 2030, la producción mundial de hidrógeno aumentará a 110 millones de toneladas métricas (Mt) al año, y probablemente a 240 Mt para 2040, según el estudio «The Roaring ’30s: A Clean Hydrogen Acceleration Story«, de la consultora de gestión, Roland Berger, con sede en Alemania.
El estudio reveló que la producción mundial de hidrógeno crecerá una media del 2% anual hasta 2030, y alrededor del 12% del volumen total en 2030 será hidrógeno verde, que se producirá de forma climáticamente neutra utilizando energías renovables.
Roland Berger afirmó que la demanda se diversificará cada vez más en 2040, señalando que, además de la industria manufacturera, que se espera que consuma casi la mitad (48%) del hidrógeno producido, los sectores de la movilidad y la energía desempeñarán un papel importante en la demanda, con 30% y 15% respectivamente.
Por otra parte, la consultora indica que se calcula que la calefacción de edificios representará el 7% de la demanda.
El factor de éxito más importante para la estrategia del hidrógeno esbozada en el estudio es un marco económico atractivo que haga del hidrógeno limpio una alternativa asequible, subrayó Roland Berger.
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«Calculamos que se añadirán 119 gigavatios (GW) a las plantas de electrólisis de hidrógeno de aquí a 2030. Esto es menos de la mitad de los 260 GW a los que se han comprometido los gobiernos de todo el mundo y solo alrededor de una quinta parte de los 590 GW que se necesitarían para alcanzar el objetivo de 1,5 grados», expresó Uwe Weichenhain, socio de Roland Berger.
«La década de 2030 será decisiva para la industria del hidrógeno. Veremos una aceleración masiva de la descarbonización y la producción de hidrógeno», agregó Weichenhain.
Por su parte, Yvonne Ruf, socia de Roland Berger, afirmó: «Actualmente, la expansión de las capacidades de electrólisis es demasiado baja para cumplir los objetivos climáticos de París. En la década de 2030, tendremos que añadir cada año tanta capacidad como en toda la década anterior. Los años que quedan de la década actual son cruciales para crear las condiciones estructurales para que la próxima década sea una fase de aceleración».
«Porque si el hidrógeno no se consolida como una alternativa competitiva para la descarbonización, el debate podría trasladarse a la deslocalización de industrias intensivas en energía a países que permitan menores costos de producción gracias a energías limpias de bajo costo, incentivos financieros o mejores marcos legales», señaló Ruf.
Las primeras iniciativas ya están en marcha, dijo Roland Berger, destacando los incentivos fiscales de la Ley de Reducción de la Inflación en EE.UU., que apoyan la producción a bajo costo de hidrógeno limpio.
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