Los productores de biodiésel, gasóleo renovable y combustible de aviación sostenible (SAF, por sus siglas en inglés) se enfrentan a una escasez de suministro de materias primas entre 2022 y 2027 si no cambian las tendencias actuales, según ha revelado la Agencia Internacional de la Energía (IEA).
Según elreportede la organización, la demanda de aceite vegetal, desechos y residuos de aceites y grasas aumentará 56% hasta los 79 millones de toneladas durante el periodo previsto.
Los combustibles elaborados a partir de desechos y residuos tienen una demanda especialmente elevada porque satisfacen los objetivos de las políticas sobre gases de efecto invernadero y materias primas en EE.UU. y Europa, según la agencia.
De hecho, se espera que los desechos y residuos se utilicen para el 13% de la producción de biocarburantes en 2027, frente al 9% en 2021. Sin embargo, la demanda se está acercando a los límites de la oferta de los desechos y residuos más utilizados en su último análisis.
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La IEA señala en el reporte que los mercados son dinámicos, y los precios altos son una señal para buscar nuevos suministros, que impulsa el desarrollo de programas gubernamentales y la innovación de la industria para ayudar a evitar la escasez.
En comparación con los desechos y residuos, los azúcares y almidones utilizados para producir etanol están sometidos a menos presión, mientras que la producción de caña de azúcar y maíz también se expande, lo que mantiene la cuota dedicada a la producción de biocombustibles casi plana durante la previsión.
Se espera que el consumo de aceite vegetal para la producción de biocombustibles aumente 46%, hasta 54 millones de toneladas, en el periodo 2022-2027, lo que elevará del 17% al 23% la cuota de producción de aceite vegetal destinada a satisfacer la creciente demanda de biocombustibles.
Además, la IEA señala que en EE.UU. el aumento de la demanda ya está reduciendo las estimaciones de exportación de aceite de soja y favoreciendo la subida de los precios.
Es poco probable que el aceite de cocina usado y las grasas animales sirvan de alivio, ya que su demanda es aún mayor porque ofrecen una menor intensidad de emisiones de GEI y cumplen los requisitos de la UE en materias primas.
De hecho, el uso de aceite de cocina usado y grasas animales casi agota el 100% de los suministros estimados durante el periodo que indica la IEA. Incluso, considera una gama más amplia de residuos (como palma, el tall oil y aceites residuales de la agroindustria), pero la demanda sigue aumentando hasta casi el 65% de la oferta mundial.
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Redacción | Antonio Vilela