La conversión de los buques a combustibles ecológicos es técnica y económicamente viable, si se planifica cuidadosamente la transición de la flota y se tiene en cuenta la antigüedad de los activos, según un nuevo informe.
El reporte, publicado por el Centro Mærsk Mc-Kinney Møller para el Transporte Marítimo con Emisiones Cero de Carbono (MMMCZCS, por sus siglas en inglés), expone los resultados de proyectos relacionados con la conversión de petroleros a combustibles de metanol o amoníaco.
La transición de la flota mundial a combustibles alternativos se considera esencial para la descarbonización del sector del transporte marítimo. Sin embargo, es probable que los buques que se construyen o encargan hoy en día sigan operando durante décadas, y muchos combustibles alternativos aún no están disponibles a gran escala.
Por lo tanto, los armadores se enfrentan al reto de elegir en torno a qué combustibles y tecnologías alternativas deben construir sus estrategias de descarbonización, así como la forma más eficaz de programar sus inversiones en estas soluciones.
Por ejemplo, ¿es mejor construir un buque que esté listo para operar inmediatamente con combustibles alternativos como el metanol o el amoníaco, o uno que pueda convertirse para operar con estos combustibles en una fecha posterior, y en este caso, cuánto se debe invertir en la preparación para el combustible alternativo en la fase de nueva construcción frente a la adaptación posterior?
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Algunos datos del reporte
MMMCZCS ha analizado las repercusiones técnicas, económicas y medioambientales de la preparación de buques para su conversión a combustibles alternativos.
El informe considera diseños de referencia para dos tipos de petroleros: LR2 y VLCC, que son dos de los más grandes del segmento de los petroleros, suelen recorrer largas rutas y tienen un elevado consumo de combustible, por lo que ilustran las repercusiones económicas y medioambientales de las distintas opciones relacionadas con la conversión de los buques.
Una de las principales conclusiones es que el sector dispone de la tecnología y los conocimientos técnicos necesarios para llevar a cabo estas transformaciones.
En lo que respecta al impacto económico, las diferencias en los gastos de capital varían en función del combustible ecológico deseado y de la gama de buques elegida. En general, la opción más rentable es la conversión de petroleros de fuel oil a metanol, seguida de la conversión a amoníaco.
MMMCZCS destacó que la conversión a combustibles alternativos afecta a la capacidad operativa de los buques, debido a la densidad energética de los combustibles alternativos y a los requisitos correspondientes en cuanto al tamaño de los tanques de combustible.
Para mantener la misma autonomía operativa que con los combustibles fósiles, los armadores deben considerar la posibilidad de añadir tanques en cubierta o ceder parte de la capacidad de carga a los tanques de combustible.
«Nuestro análisis demuestra aquí que incluso las conversiones tras diez años de funcionamiento con combustibles fósiles pueden seguir produciendo un impacto ambiental considerable. Sin embargo, también hay que tener en cuenta la viabilidad financiera de realizar una inversión de este tipo en este momento de la vida útil del buque«, concluye el MMMCZCS.