La incertidumbre política y la cautela de los inversores ante la falta de una normativa específica hacen que el sector del hidrógeno en México dependa actualmente de proyectos estadounidenses. Brasil, por su parte, prepara una normativa para un mercado verde del hidrógeno, indicó una nota de la firma global Clyde & Co.
Es probable que la frontera de México con EE.UU. suponga el mayor impulso a corto plazo para el desarrollo de su industria nacional del hidrógeno, ya que los productores estadounidenses buscan en los puertos mexicanos ampliar su capacidad de transporte, señala la publicación.
«A pesar del claro interés por invertir en la industria mexicana del hidrógeno, la administración actual está firmemente centrada en el sector del petróleo y el gas, y faltan incentivos para la inversión privada en todos los sectores energéticos».
«Por lo tanto, los inversores son reacios a comprometerse con proyectos de hidrógeno hasta que haya una mayor certidumbre en torno a los probables resultados políticos y regulatorios de las elecciones generales de junio de 2024», señala Clyde & Co.
Aunque las normativas mexicanas vigentes en materia de petróleo y gas, medio ambiente y puertos y terminales pueden, en teoría, adaptarse al sector del hidrógeno, la falta de un marco normativo específico para el hidrógeno también está resultando desalentadora para algunos inversores potenciales.
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Brasil y México: Polos opuestos
Mientras tanto, el Ministerio de Minas y Energía de Brasil está dando prioridad a la creación de un marco regulador del hidrógeno verde, habiendo lanzado un plan de trabajo de tres años dentro del Programa Nacional de Hidrógeno a finales de agosto de 2023.
Clyde & Co. señala que diferentes proyectos de ley sobre el tema están siendo analizados actualmente por el Congreso brasileño y se espera que las iniciativas de hidrógeno verde requieran más debates conjuntos entre los sectores público y privado.
El plan pretende consolidar centros de hidrógeno bajo en carbono en Brasil para 2035, con el Puerto de Pecém establecido como el primer centro de este tipo del país.
Por otra parte, la firma prevé que en 2024, la inversión en México procederá en gran medida de EE.UU., ya que los productores de este país buscan desarrollar infraestructuras portuarias en el norte del país.
Con los puertos de la costa oeste de EE.UU. actualmente saturados, los de México ofrecen una alternativa atractiva para el transporte de hidrógeno a los mercados extranjeros, en particular en Asia.
A corto plazo, Clyde & Co. estima algunos avances interesantes en la adaptación de los puertos mexicanos para el transporte de hidrógeno, así como la creación de terminales de almacenamiento costeras e interiores.
Por su parte, en Brasil, la atención se centrará a medio plazo en la continuación del desarrollo normativo, la participación en debates internacionales sobre criterios de certificación, y la cualificación y formación de talentos e inversores.