Según el informe de la Agencia Internacional de la Energía (IEA, por sus siglas en inglés) Net Zero Roadmap 2023, el amoníaco se ha convertido en el principal protagonista de la descarbonización del sector naval, mientras que el metanol, a pesar de su popularidad, desempeña un papel comparativamente menor.
El informe 2023 Net Zero Roadmap de la IEA destaca la disponibilidad de tecnologías y políticas probadas que pueden reducir rápidamente las emisiones en la próxima década.
La edición actualizada se basa en los datos publicados en 2021, y traza los pasos clave que debe dar el sector energético mundial, especialmente hasta 2030, para ayudar a cumplir el objetivo de los 1,5 °C.
«Las conclusiones son claras: aunque la senda mundial hacia el objetivo de cero emisiones netas para 2050 que trazamos anteriormente se ha estrechado, sigue siendo factible. Es demasiado pronto para renunciar a 1,5°C», declaró Fatih Birol, director ejecutivo de la IEA.
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El amoníaco como protagonista
Una de las conclusiones más destacadas del informe es el notable potencial del amoníaco como solución de descarbonización para el sector del transporte marítimo.
Aunque en la actualidad no hay buques comerciales que operen con amoníaco, los fabricantes de motores han probado con éxito la tecnología, y grandes empresas del sector como MAN Energy Solutions y WinGD aspiran a tener motores disponibles comercialmente en el mercado en 2024 y 2025, respectivamente.
A finales de 2022, había aproximadamente 150 buques preparados para el amoníaco, lo que representa alrededor del 15% de los pedidos anuales típicos de buques, y es una oportunidad clave para desarrollar rápidamente los protocolos de seguridad necesarios, según la IEA.
En cambio, el metanol, que ha acaparado gran atención en los últimos tiempos, desempeña un papel más modesto en la hoja de ruta de la IEA, y el informe indica que su cuota en el transporte marítimo se mantendrá en 3% en 2050, a pesar del entusiasmo que suscita como posible combustible.
Más números
De acuerdo con las proyecciones de la IEA, se prevé que el amoníaco, que tenía una cuota del cero por ciento en el consumo energético del transporte marítimo en 2022, alcance una cuota del 6% en 2030, del 15% en 2035 y una cuota sustancial del 44% en 2050, lo que lo convertiría en el primero en la paleta de selección de combustible de la descarbonización del transporte marítimo.
Por su parte, la entidad estima que los biocombustibles pasen de un porcentaje nulo en 2022 a 8% en 2030, seguido de un aumento hasta el 13% en 2035 y el 19% en 2050.
En relación al hidrógeno, que no tenía ningún porcentaje en 2022, represente el 4% del uso energético del transporte marítimo en 2030, el 7% en 2035 y el 19% en 2050, mientras que el metanol, con un porcentaje cero en 2022, se prevé que alcance el 1% en 2030, se mantenga en el 1% en 2035 y crezca hasta el 3% en 2050.
El informe también subraya que el éxito del hidrógeno y de la captura, utilización y almacenamiento de carbono (CCUS) en el transporte marítimo depende de varios factores, como la maduración de la tecnología, los marcos normativos, las normas de autorización y la aceptación pública.
Además, la IEA señala que la reutilización de los activos petrolíferos y gasísticos existentes, como las redes de gas natural y las terminales marítimas, podría acelerar el despliegue de las infraestructuras de hidrógeno y CCUS, reduciendo los plazos y los costos.
«En nuestra senda, las economías avanzadas alcanzan antes el cero neto para dar más tiempo a las economías emergentes y en desarrollo»
Fatih Birol, director ejecutivo de la IEA
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