La Fundación de Investigación de Purdue ha concluido recientemente un acuerdo de licencia con una empresa energética internacional para la comercialización de un nuevo proceso descubierto en la Universidad de Purdue del Noroeste (PNW, por sus siglas en inglés) para la producción biológica de hidrógeno a partir de desechos alimentarios.
Este nuevo proceso utiliza los residuos para producir biológicamente hidrógeno que puede utilizarse como fuente de energía sostenible para producir electricidad, así como para procesos químicos e industriales, o como combustible para el transporte.
Robert Kramer, profesor de Física en PNW e investigador principal del proyecto, declaró que en Estados Unidos se desperdicia cada año más del 30% de los alimentos, lo que supone 48.000 millones de dólares.
Para el profesor, dichos residuos podrían utilizarse en el proceso desarrollado para crear hidrógeno, una fuente de energía sostenible que no causa problemas medioambientales, ya que cuando el hidrógeno se quema, el único subproducto generado es el vapor de agua.
Por otra parte, Kramer indicó que el método de Purdue tampoco implica el riesgo de explosión que puede conllevar el hidrógeno como fuente de energía.
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Desechos por hidrógeno limpio
El equipo de investigadores ha desarrollado un método para mejorar la producción de hidrógeno a partir de residuos de alimentos utilizando levadura. Hasta ahora, se ha llevado a cabo en gran medida mediante la degradación bacteriana de los residuos alimentarios, lo que puede dar lugar a tasas de producción lentas y a una compleja preparación de la materia prima.
Este nuevo método utiliza la levadura para descomponer los residuos de alimentos y convertirlos en hidrógeno limpio para su posterior uso con unos pasos mínimos de preprocesamiento.
Kramer, que también es director del Centro de Fiabilidad y Eficiencia Energética del Noroeste de PNW, y su equipo, han validado la tecnología utilizando diversas cepas de levadura, y calcula que el sistema podría suponer un aumento del 20% al 25% en la eficiencia de la producción de hidrógeno a partir de residuos alimentarios en comparación con los métodos actuales.
Además, el científico dijo que el método podría multiplexarse fácilmente con la tecnología solar térmica para crear una fuente de energía independiente, además de ser una fuente de combustible limpia y tener numerosas aplicaciones en las industrias agroalimentaria y del transporte.
El equipo de investigación ha recibido cinco subvenciones del Departamento de Energía de EE.UU. y de la Fundación de Investigación de Purdue por un total de aproximadamente 800.000 dólares en los últimos ocho años para desarrollar la ciencia y la tecnología que han conducido a este proceso.
Se han concedido dos patentes por este esfuerzo y una tercera está actualmente en la fase final de aprobación. En los próximos nueve meses se llevará a cabo una prueba de ampliación. En función de los resultados, se prevé que la construcción del primer prototipo comercial pueda iniciarse en el plazo de un año.
«Queríamos crear una forma sencilla de convertir todos esos residuos alimentarios en una fuente de energía limpia. Nuestro sistema básicamente permite al usuario coger los residuos de comida, triturarlos, colocarlos en un reactor y utilizar nuestro proceso para crear hidrógeno en unas 18 a 24 horas. Mucho más rápido que los días que se tarda con otros métodos»
Robert Kramer, profesor de Física en PNW
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Redacción | Antonio Vilela