Los e-combustibles pueden ofrecer una solución para alimentar segmentos críticos del transporte como barcos, aviones de largo recorrido y vehículos comerciales pesados, pero el viaje debe comenzar ahora, según un nuevo informe de Wood Mackenzie.
Los e-combustibles, también conocidos como electrocombustibles, combustibles sintéticos, power-to-x (PtX), power-to-liquids (PtL) y combustibles renovables de origen no biológico (RFNBO), se producen combinando hidrógeno verde, obtenido por electrólisis de agua utilizando electricidad renovable, con carbono o nitrógeno capturado.
Wood Mackenzie explica que un e-combustible puede considerarse neutro en carbono si las emisiones liberadas a la atmósfera durante su combustión son iguales (o inferiores) al CO2 capturado que se utiliza para producirlo.
«Los e-combustibles ofrecen a las empresas una perspectiva intrigante en la intersección de electrones y moléculas, y el potencial para capitalizar las capacidades técnicas, comerciales y de marketing existentes los convierte en una oportunidad atractiva, aunque difícil, para muchos»
Murray Douglas, VP de investigación sobre el hidrógeno de Wood Mackenzie
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Viabilidad comercial
El informe «Adding fire to e-fuels» afirma que el desarrollo y uso generalizado de los e-combustibles está aún al menos a una década vista y depende del éxito del despliegue de otras tecnologías, pero las empresas que se posicionen ahora son las mejor situadas para el éxito.
Wood Mackenzie señala la viabilidad comercial como el principal reto a la hora de ampliar la producción de e-combustibles, ya que tanto la producción de hidrógeno verde como los costos de captura de CO2 son elevados.
«No faltan compradores que busquen combustibles bajos en carbono, pero la diferencia entre el costo de producción y la disposición a pagar es considerable. Cada e-combustible tiene otro al que pretende desplazar, que son mucho más baratos, lo que significa que su éxito dependerá de las políticas que impongan volúmenes obligatorios, impongan un coste a las emisiones y reduzcan los costes de producción», explicó Douglas.
El informe afirma que, en la actualidad, la mayoría de las propuestas de e-combustibles pretenden obtener CO2 de una variedad de materias primas, con predominio de fuentes biogénicas con un bajo costo de captura, como las plantas de biogás y etanol, pero a medida que aumente la producción, las moléculas disponibles en esas instalaciones serán más escasas y estarán más dispersas.
Además, indica que los costos aumentarán, a medida que los productores de e-combustibles busquen materias primas para su producción. Según el informe, esto significa que, a largo plazo, «los responsables políticos mundiales tendrán que establecer las normas sobre dónde se abastecen de CO2 los productores de e-combustibles«.
«Los combustibles electrónicos son, sin duda, una de las apuestas a largo plazo en la transición energética. Sin embargo, las empresas que fijen una dirección estratégica con mayor rapidez podrán posicionarse para captar los elementos más atractivos de la cadena de valor y llevar adelante lo aprendido», concluyó Murray Douglas.